Jorge Roberto Márquez Meruvia[*]
Gran parte de la
población de América Latina tiene una idea romántica de los indígenas del
continente y de la forma de vida precolombina. Piensan ingenuamente que las
arcaicas formas de organización social respetaban a la madre naturaleza y que
existía la igualdad entre los hombres. Es el mito del buen salvaje del Edén
inexplorado que guarda grandes conocimientos ancestrales, amor y cuidado por la
naturaleza. La realidad nos muestra cosas muy diferentes, los grandes imperios
de América antes de la conquista eran sociedades autoritarias, colectivistas y
predadores de la naturaleza. Hasta el día de hoy los latinoamericanos aún
conservamos esos hábitos, nos agradan de sobremanera los líderes fuertes e
indiscutibles: Castro, Morales y Chávez son los representantes contemporáneos
de nuestro apego no solamente al autoritarismo, sino también, al colectivismo
que viene de la mano de las sangrientas y empobrecedoras revoluciones
socialistas.
Los grandes avances
del denominado Socialismo del Siglo XXI son
amplios en el campo de la retórica. Bolivia es un ejemplo de como el fervor
revolucionario se convierte en discursos carentes de sentido. El denominado Proceso de Cambio no puede todavía cumplir
con sus promesas imposibles. Gran parte de los bolivianos añoran todavía en ser
la Suiza de América, aunque tal pretensión es irrealizable, Bolivia goza de una
cualidad del territorio suizo: no cuenta con una salida al océano. Entre otras
de las locuras discursivas encontramos las odas que se hacen a los indígenas,
sus sagradas tradiciones pre-modernas, las autonomías y el cuidado de la madre
naturaleza. El gobierno boliviano a la cabeza del presidente Evo Morales
recorre los foros internacionales como uno de los principales defensores de la
Pachamama (Madre Tierra), la cual en manos del imperialismo y las potencias
coloniales se desangra por ser explotada sin piedad para enriquecer a unos
pocos y mantener a gran parte de la población mundial en la pobreza.
El mito del indígena
es usado hábilmente por el gobierno donde los ingenuos (que en todas las
sociedades son la inmensa mayoría) creen muy fácilmente en ancestros que
lucharon por mejores días. Túpac Amaru y Túpac Katari simplemente pedían el
reconocimiento de sus derechos políticos a la corona. Empero, estos datos no
son conocidos por la población y caen en el embrujo de los demagogos que los
utilizan como la punta de lanza para volver a un pasado glorioso plagado de
romanticismo. Si algo debemos agradecer al gobierno del Movimiento al
Socialismo a la cabeza de Evo Morales es que ellos son los principales
destructores del ideal del indígena como protector de la naturaleza.
La carretera que
atravesará el Territorio Indígena y Parque Nacional Isiboro-Secure es la
muestra clara de que los seres humanos quieren gozar de las comodidades que da
la modernidad para cada día vivir mejor. Donde el “vivir bien” es un eslogan
hábilmente explotado y que la ardua tarea de descolonizarnos es un fracaso
constante. También, nos muestra que las marchas a favor o en contra de la
construcción de la carretera son una muestra clara de nuestro fecundo y siempre
sorprendente folclore, no sirve para cosas prácticas pero, nos ayuda a
sentirnos mejor al igual que bailar una morenada, un caporal, o un taquirari en
carnaval. El haber levantado la intangibilidad al TIPNIS es el primer paso para
la explotación de recursos naturales en parques nacionales y protegidos a
nombre del progreso y el desarrollo.
Nuestros delirios de
desarrollo no nos dejan comprender lo importante y vital que es la naturaleza y
al igual que Trump nuestros gobernantes creen que el cambio climático es un
invento para postergar a los pueblos del mundo en la más deprimente pobreza. Al
paso que vamos la selva amazónica y los grandes nevados andinos serán un
recuerdo de nuestro atraso en el contexto mundial. La revolución democrática y
cultural es un revolver, donde la carretera por el TIPNIS es la bala para el
macabro juego de la ruleta rusa de la gobernabilidad en Bolivia. El actual
gobierno aprendió que como no podrá quedarse con el poder de forma indefinida debe
desestabilizar y crear caos para estar siempre presente en la vida política
boliviana.