Jorge Roberto Márquez Meruvia[*]
Las desafortunadas
declaraciones de Ernesto Suárez Sattori nos demuestran que en política la
lengua suele ser una bestia que todos tenemos que dominar. Sin embargo, también
es una muestra que la sociedad boliviana se ha acostumbrado al autoritarismo. Ya
lo mencionaba H. C. F. Mansilla: “Conociendo las actividades políticas en
América Latina, paulatinamente me di cuenta de que el ejercicio continuado de
la política es la suma de la indignidad y la obscenidad”.
En “Pueblo
enfermo” tenemos un retrato de la sociedad boliviana y como se
desenvuelve. Para no sentirnos especiales, los males que describe Arguedas son
muy comunes en el tercer mundo y América Latina. Sin ir muy lejos José Enrique
Rodó en una misiva le decía a don Alcides… “Los males que usted señala […] no
son exclusivos de Bolivia: son, en su mayor parte y en más o menos grado, males
hispanoamericanos, y hemos de considerarlos transitorios […]. Usted titula su
libro Pueblo enfermo. Yo lo titularía Pueblo niño. Es
concepto más amplio y justo quizá […].” Es posible que el fundador del
arielismo esperaba que algún día los pueblos de América Latina se desencanten
de ellos mismos. Lamentablemente, ese desencanto nunca sucedió en el caso
boliviano y el exabrupto de Ernesto Suárez y de muchos otros miembros del
actual gobierno, muestran el infantilismo político que es nuestro pan de cada
día en cualquier esfera del Estado.
La política se
muestra como el ejercicio de llegar al poder y el Estado como botín del cual
solamente los elegidos podrán beneficiarse de los recursos públicos. ¿Dónde
queda la democracia? La respuesta es simple, la democracia es la excusa
utilitarista para que los autoritarios lleguen al poder. Es la forma de
legitimar su dominio. El escenario que describo no parece nada alentador para
la defensa de las libertades y de las instituciones democráticas. Parece, que
nuestro destino se encuentra en la lucha sin sentido de la suplantación de
clase y seguir reproduciendo un círculo vicioso infinito.
Para poder comprender
el futuro cercano y el escenario de gobernabilidad en Bolivia es necesario
mencionar algo que todos los bolivianos tenemos en común: esperanza de mejores
días para todos. Es así que la ciudadanía y las plataformas ciudadanas tienen
la capacidad de mostrarnos un nuevo horizonte. Ante la falta de líderes
políticos que defiendan las libertades el orden espontáneo hizo que los ciudadanos
tomaran partido para su defensa. Es así como los individuos comenzaron a crear
plataformas ciudadanas las cuales en la actualidad son los defensores y pilares
fundamentales de la democracia. Esto parece molestar no solamente al gobernante
Movimiento Al Socialismo, sino también, al Movimiento Demócrata Social, partido
que se dice opositor, pero que con el pasar de los días va demostrando que es
muy parecido al oficialismo. Ambos, son intolerantes al diálogo y al debate,
pretenden ser la única alternativa posible para el país y censuran sin ningún
miramiento a todo partidario que piense u opine diferente. Ellos, no conocen de
la tolerancia, ni del respeto a las libertades, mucho peor podrán saber que es
la democracia.
Ernesto Suárez Sattori
nos da un gran mensaje a toda la ciudanía, es momento que los individuos y
plataformas ciudadanas nos involucremos en política, ya que si no lo hacemos,
seremos cómplices de entregar el futuro de Bolivia a manos de los autoritarios
de siempre. Si no tenemos la capacidad de entrar en la arena política,
simplemente nos convertiremos en observadores y veremos como el poder pasa de un
tirano a otro.
El futuro depende de
cada uno de nosotros, las libertades y la democracia, hoy están en nuestras
manos. No permitamos, que los autoritarios de siempre sigan quitándonos nuestras
libertades y demostrémosle que los dueños del poder somos nosotros.