Jorge Roberto Márquez Meruvia[*]
En Bolivia pasa un
fenómeno bastante interesante. Después del referéndum constitucional del 21 de
febrero de 2016 donde gano el NO con el 51,3% de los votos, el gobierno del
Movimiento Al Socialismo a la cabeza del Presidente Evo Morales Ayma intenta
sin éxito desconocer los resultados. Utilizó al Órgano Judicial, donde el
Tribunal Constitucional Plurinacional el 28 de noviembre de 2017 dio luz verde
a su próxima e inconstitucional cuarta repostulación. Para disimular su
accionar, el T.C.P. no solamente habilitó al Presidente Morales, sino también,
a todas las autoridades electas. La excusa para llegar a tan oscuro fin, fue no
violar los “derechos humanos” de la primera autoridad del país. Tal decisión,
fue tomada desde el Órgano Ejecutivo y mostró su control de todos los órganos
del Estado. Esto causo gran molestia ciudadana.
Las plataformas
ciudadanas en el país aparecen meses antes del referéndum del 21F. Todas ellas
tuvieron una consigna clara, la cual era tomar la opción del NO en la intención
de voto. Lograron canalizar el malestar de gran parte de los bolivianos que ven
como los recursos públicos son utilizados por Morales Ayma en viajes de placer
a los mundiales de fútbol y otros gastos onerosos e innecesarios, dejando de
lado temas importantes como la salud y la educación. Las plataformas ciudadanas
cobraron fuerza a partir de la “satanización de la política” misma que es parte
del discurso gubernamental.
Es así como el
gobierno muestra su estrategia de amigo-enemigo con la que logra minimizar a
los partidos políticos. Empero, surge un problema que el gobierno no logra
divisar: el empoderamiento ciudadano. Al verse los ciudadanos huérfanos de representación
política, se vieron obligados a salir a las calles a defender las instituciones
democráticas y el resultado del referéndum constitucional.
Con las elecciones
generales cada vez más cercanas las plataformas ciudadanas van perdiendo
fuerza, ya que simplemente logran hacer eco y tomar lugares emblemáticos de las
diversas ciudades del país todos los 21 de febrero. El escenario político se va
electoralizando y estas organizaciones van quedando relegadas por quienes sí
hacen política (los partidos políticos) los cuales serán los que estarán
habilitados para competir en las urnas. Esto último va creando respuestas
autoritarias, las cuales parecen dar como solución la siguiente formula: para
vencer el autoritarismo, hay que hacerlo con más autoritarismo. Para tal efecto
un grupo de plataformas ciudadanas se reunieron el 30 de junio en Cochabamba
bajo el nombre “Congreso Nacional de Unidad”, o “Asamblea Nacional Pacto de
Unidad” y plantearon entre sus directrices de lucha: no reconocer la repostulación
de Evo Morales Ayma, ni tampoco aceptar que los demás contendores vayan a la
elección, ya que estos, estarían legitimando una victoria de Morales.
Al parecer, los
bolivianos estamos viviendo nuestra propia versión de los “Ensayos sobre la Lucidez” de José Saramago. Recordemos que en la
novela del autor portugués, el gobierno tiende a mostrarse más autoritario para
controlar el Estado. La apatía política de sus habitantes, la baja
participación electoral de estos y una alta tasa de votos nulos y blancos, le
dan carta blanca al gobierno de crear un régimen de mano dura con ambiciones
totalitarias. Bolivia no se encuentra lejos de lo anteriormente mencionando, ya
que existen plataformas ciudadanas que están jugando a ser apáticos y que se
estrellan contra dos pilares fundamentales de toda democracia: el sistema de
partidos políticos y el sistema electoral. Para darle fuerza a su discurso, ya
han calificado al régimen de Morales en una dictadura. Posiblemente esto se
deba a pretensiones propagandísticas con tal de que los líderes logren aparecer
en los medios de comunicación. Mostrándonos, lo que parece que a muchos
bolivianos nos gusta ver en política: show del más chabacano posible.
Una vez más nuestra
sociedad se encuentra en una encrucijada en su lucha por la democracia. Jugar
las reglas establecidas por las leyes, o darle el golpe de gracia a la
democracia y a las libertades.