miércoles, 6 de noviembre de 2019

La clase política



Jorge Roberto Marquez Meruvia*

La siguiente columna se encuentra inspirada en la obra del sociólogo y político italiano Gaetano Mosca. Él pretendía realizar una refutación al marxismo y la idea de la lucha de clases. Tomando como base el trabajo de Saint-Simon, toma la concepción de dos clases que existen dentro de una sociedad: la clase minoritaria dominante y la clase de la mayoría dirigida. Intentó comprobar que durante la historia de la humanidad, siempre existió una minoría dominante. Su obra provocó críticas desde el marxismo las cuales defendían que la diferencia de clases debe tener como base los medios de producción.

El concepto acuñado por Mosca hace referencia a un minúsculo grupo con gente muy activa que es muy consciente de su accionar político y de la que forman gran parte de todos aquellos que dirigen un país.

Para comprender a cabalidad lo anteriormente expuesto, debemos recordar que el 17 de octubre de 2003 se dio el choque de la fuerza irresistible contra el objeto inamovible, donde la fuerza quebró al objeto. A partir de ése momento se configura el actual escenario político boliviano. La fuerza irresistible tenía representación política: Evo Morales con el Movimiento al Socialismo, Felipe Quispe “el Mallku” con el Movimiento Indígena Pachakuti, Jaime Solares como representante de la Central Obrera Boliviana, Hugo San Martín miembro del partido en funciones de gobierno, entre otros que al final tuvieron que dar curso a la renuncia del presidente; al igual, que el objeto inamovible era Gonzalo Sánchez de Lozada y la cúpula del Movimiento Nacionalista Revolucionario.

En noviembre de 2019, tras los sucesos acontecidos después de la fraudulenta elección del 20 de octubre, nos encontramos muy lejos de un escenario similar. El objetivo de la oposición boliviana tiene el mismo fin: la salida de Evo Morales del poder. Sin embargo, plantea diferentes caminos para lograr el objetivo. Prueba de ello, es la carta de renuncia impulsada por los cívicos para Morales Ayma, o el Comité Nacional en Defensa de la Democracia (CONADE) que pide nuevas elecciones sin Carlos Mesa que tiene un apoyo electoral del 36.51%, ni Evo Morales y la escasa respuesta de la recién creada Coordinadora en Defensa de la Democracia que en teoría se encuentra conformada por los partidos políticos y las dos instituciones anteriormente mencionadas.

Tras no haberse llevado con éxito las propuestas llevadas a cabo por los cívicos y el CONADE, es la Coordinadora en Defensa por la Democracia la que debe llevar la batuta en el actual escenario de conflicto, donde la clase política debe hacer la diferencia ante el vacío de líderes que vive la población en su conjunto y donde Carlos Diego de Mesa Gisbert tendría un papel protagónico. Bajo el lema que encontramos en nuestras monedas “la unión es la fuerza”, la oposición se ve en la obligación de trabajar unida y trazar un solo camino para lograr su objetivo. Estamos viviendo momentos críticos en el cual ni la estrategia, ni la táctica se encuentran ordenadas y estamos desgastando la lucha en las calles de miles de millones de personas que defienden las libertades y la democracia. Defensa que ya se ha llevado dos vidas en la ciudad de Montero bajo el cobarde ataque de los seguidores del Movimiento Al Socialismo.

Coordinadora en Defensa de la Democracia

Es momento que la clase política se encuentre a la altura de las circunstancias, que entendamos que la dispersión del objetivo a alcanzar simplemente le da más tiempo al MAS de seguir en el poder. Debemos recordar que Mao mencionaba: “hay un caos absoluto bajo el cielo; la situación es excelente”, pero sin liderazgo el caos, seguirá siendo caos. Necesitamos ser un solo pilar de resistencia, mientras más inconexos nos encontremos no logramos ser la fuerza irresistible que hará tambalear al gobierno.

Es necesario que nuestros políticos desempeñen su mejor labor política para lograr reconquistar las libertades y la democracia que se encuentran secuestradas por el masismo. Bolivia en su conjunto se los exige.     




* Politólogo

lunes, 4 de noviembre de 2019

Apología del periodismo boliviano




Jorge Roberto Marquez Meruvia*

El accionar de distintos canales de televisión sobre las protestas que se realizan en el país van causado malestar en gran parte de la población. Tal es el descontento, que el periodista mexicano Fernando Del Rincón de la cadena CNN es un héroe por el trabajo que realiza. Las entrevistas realizadas por él, tanto al Ing. Villegas y Susana Rivero del Movimiento Al Socialismo demuestran su imparcialidad y el excelente trabajo que desempeña. Esto ha creado un escenario de fuertes críticas contra los periodistas bolivianos, en especial a los de televisión. Sin embargo, no debemos olvidar que la televisión tiene como base lo que Gustave Flaubert denominaba: “hay que pintar bien al mediocre” y que su tarea fundamental es el entretenimiento. Esto último puede explicarnos del porqué gran parte de los conductores de noticias y revistas matinales son simplemente presentadores que gracias a un teleprónter, o un audífono en el oído nos dan a conocer la información.



Debemos considerar que la televisión, tal como lo expone Pierre Bourdieu, su tarea fundamental es dramatizar. Ir tras lo sensacional y espectacular. Pone en pantallas un hecho ordinario y exagera sobre su importancia, ejemplos los podemos ver diariamente, la facilidad con la que salen las noticias de crónica roja, o hechos poco importantes que logran acaparar el interés de todos como la farándula y el sector de los deportes. La pantalla se ha convertido en el nuevo espejo de Narciso, todos sin importancia compiten por salir en pantallas con razón, o sin motivo alguno. Gran parte de la población, por diversas razones, prefiere a la televisión para informase más que a otros medios como ser la radio, o la prensa escrita. No podemos obviar que las pantallas generan un “efecto de realidad”, es decir, que tiene la capacidad de hacernos ver y creer en todo lo nos muestran. Efecto que parece fue roto desde el 21 de octubre por la cobertura de los hechos por los canales más importantes del país. El desencanto llegó al espectador que descubrió que los que se encuentran delante de cámaras en la mayoría de los casos son modelos y personajes con mucha simpatía, pero que conocen muy poco del oficio periodístico.




Es necesario recordar que en 2014 Raúl Peñaranda (periodista) en su libro “Control Remoto” explica de forma clara y precisa el cómo el gobierno crea una red de medios paraestatales para acosar a la prensa independiente. Más allá del estudio realizado por Peñaranda, debemos agregar que es el Estado quien es uno de los mayores clientes de los espacios de propaganda en todos los medios de comunicación. La mordaza a la prensa libre no solamente viene con la creación de medios paraestatales, sino también, en el aspecto económico. Al no existir un mercado libre los medios de comunicación dependen en su gran mayoría de la propaganda gubernamental. Casi de forma silenciosa, el gobierno fue acaparando todos los medios, pero no pudo acabar con la prensa libre. Debemos recordar que tras la derrota sufrida por Evo Morales en el referéndum del 21 de febrero de 2016 el gobierno acuño la frase de “El cártel de la mentira” y mediante un documental intentó sin éxito acabar con su credibilidad.




La prensa libre, sigue trabajando para mostrarnos a cada uno de nosotros lo que ocurre en el país y van contra el discurso gubernamental impuesto en los medios paraestatales. Televisión Universitaria, “Posdata”, “Palabra Abierta”; o desde la radio “De nueve a doce”, “La hora del país”; y la prensa escrita como Página Siete, ANF, El Día, o Los Tiempos, por mencionar algunos siguen trabajando en defensa de las libertades y los abusos del régimen del MAS.




No podemos desmerecer el trabajo de nuestros periodistas, que estando en las condiciones más complicadas y difíciles para llevar a cabo su trabajo y cada día nos mantienen informados. Tampoco, podemos olvidar a aquellos que se encuentran amordazados, pero se dan modos para dar a conocer su descontento y salirse del discurso gubernamental. Los periodistas y su noble labor de llevar como estandarte la libertad.       






* Politólogo