Los sueños
posiblemente, en algún momento se conviertan en tétricas pesadillas de las
cuales sus autores no puedan despertarse y caigan en la cruda realidad. La
descarada realidad que es un fárrago regional. “Durante siglos hemos tratado de
dilucidar el misterio de nuestros orígenes, de nuestra especificidad frente al
reino animal; somos organismos superdotados, los únicos capaces de construir un
pensamiento crítico, los únicos en poseer esas sorprendentes facultades que son
la creación y la imaginación; y sin embargo, pese a nuestras innombrables
cualidades, somos seres perniciosos para nuestro entorno.”[1] La
autonomía fue demasiado efímera, la sociedad cruceña en su conjunto desvirtuó
sus ideas autonomistas y terminaron actuando por sus más bajas pasiones. Ese
modo de accionar desde las entrañas típico en el occidente boliviano se replicó
en el oriente, demostrando que no existe ningún tipo de diferenciación con el
mundo andino (“diferencia” que existe en gran parte de la élite cruceña que
lleva la batuta autonómica y “liberal”). Los males de la “Bolivia profunda” son
evidentes en todo el oriente boliviano bajo un lenguaje propio, en su manera
particular de comunicarse. El sueño de la autonomía tuvo un fugaz paso, aunque
hagan grandes intentos de que perviva en la propaganda electoral del ex
gobernador y candidato Rubén Costas. Lamentablemente ese proyecto cruceño que
nació con grandes cabildos, movió y motivo las fibras más sensibles de la
sociedad civil, del oriente boliviano y del futuro de una Bolivia mejor;
termino en un simple discurso para “diferenciar” a la funesta, infantil y
hormonal clase política nacional. Como si se tratara de juego de niños tenemos
dos bandos en el cual están los “buenos” y los “malos”, en una absurda
competencia tratando de demostrar cuál es el mejor y dejar constancia de su
vulgar supremacía. Ese es el absurdo juego que divierte a los medios de comunicación,
esa funesta evolución de la política en espectáculo, pasar a ser primera plana
de la crónica rosa de dimes y diretes, de chismes. Creando cortinas de humo que
toman todos los titulares de los medios de información: tontómetros,
corruptómetros, etc.
Nuestros políticos parecen
olvidar que en la sociedad boliviana reinan y se ejercen con gran maestría los
códigos informales. La corrupción, la tonta y lenta burocracia forman parte de
nuestros más profundos códigos. Por más que gritemos a los cuatro vientos que
somos liberales y demócratas, jamás podremos ocultar ese espíritu autoritario,
esa sensación de ser el elegido para llevar al país o a una determinada región
al futuro soñado. Nuestros líderes son irremplazables, Evo Morales tiene la
innata capacidad de entender y comprender al pueblo boliviano, Rubén Costas
tiene el aura de llevarnos por el camino de la autonomía regional que tanto
añora y Percy Fernández es el hombre que amamos y aun así a su mitológica edad
le seguimos pidiendo que no nos deje y que siga llevando las riendas de nuestra
ciudad, la cual por cierto, se inunda cada vez que llueve desmesuradamente. Ni
que decir de los demás candidatos que son igual de deplorables. Te hacen mucho
daño Santa Cruz de la Sierra, te prometieron ser autónoma, te erigieron como
cuna de una nueva Bolivia; sin embargo, no hicieron nada, hasta el día de hoy
no tienes tu Estatuto Autonómico. Paradójicamente, La Paz te lleva ventaja en
ese aspecto. Lo único que hicieron contigo Santa Cruz, es maquillarte, asfaltarte,
llevar luz eléctrica y agua potable a algunas regiones alejadas de la capital
de departamento para que frívolamente hagan propaganda con esas “grandes obras”
llevadas a cabo por el mesiánico gobernador. Desgraciadamente, pasa lo mismo en
el ámbito municipal (iluminado alcalde), las obras están al igual que la arena
en las Lomas de Arena. Dicen que eres universal y abierta al mundo pero, tu
regionalismo exacerbaste te hace pensar que eres superior, que perteneces a un
reino imaginario del “Gran Grigota” sin ninguna fuente documental más que el
sentimiento de ser especial.
¡A dónde te llevan, Santa Cruz!,
hasta cuándo te seguirán llevando asustada por las sombras de la caverna,
cuándo levantaras la mirada y verás la luz, cuándo dejaras de lado ese banal
accionar de coronaciones, reinados, misses, magnificas, e intentes imitar cosas
más relevantes e importantes de la cultura abierta del occidente europeo. Hasta
cuándo seguiremos deseando al igual que Enrique Finot que el desarrollo y la
civilización llegue a estas tierras (porque el dinero en grandes cantidades no
nos hace más desarrollados, simplemente mejora nuestra capacidad de consumo).
Será qué pronto despertaras de tu letargo y sacaras de tu seno a los
regionalistas y autonomistas “fanáticos”. O al igual que a Gabriel René Moreno
nos condenaras al castigo por ostracismo.
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