Jorge Roberto Marquez Meruvia[*]
“El tamaño de mi esperanza” es el nombre de un ensayo escrito
por Jorge Luis Borges publicado en 1926. Su autor trato de desterrarlo de su
obra, sin embargo, tal acción no tuvo éxito. María Kodama menciona que en 1971
en Oxford mientras se encontraban dialogando con unos admiradores uno de ellos
menciono “El tamaño de mi esperanza”. La reacción de Borges fue negar la
existencia de ese texto. Al día siguiente ese estudiante telefoneo a Borges
para informarle que efectivamente tal libro existía y que se encontraba en la
biblioteca Bodleiana. Vano fue el intento del autor para dar por desaparecida
esa obra.
Para poder comprender el futuro cercano y el escenario
de gobernabilidad en Bolivia tomo prestado el nombre del ensayo de Borges; ya
que todos los bolivianos tenemos algo en común: esperanza de mejores días para
todos. El escenario de gobernabilidad en Bolivia tiene como “momento
constitutivo” la victoria de la democracia un 10 de octubre de 1982. El
gobierno de Hernán Siles Zuazo tenía dos grandes retos: el primero, resolver la
crisis derivada del sistema Nacional Revolucionario creado en 1952; la segunda,
crear instituciones democráticas fuertes. En ambas, su gobierno fue un fracaso
y termino renunciando. Continuando con el lenguaje zavaletiano otro “momento
constitutivo” sucede en 1985 con el Decreto Supremo 21060 y la nueva política
económica. Fue Víctor Paz Estenssoro quien puso fin al sistema Nacional
Revolucionario que él mismo creo tras hacerse con el poder en la revolución de
abril de 1952. Estos dos hitos marcan el principio de la joven democracia boliviana.
En 1989 los
bolivianos pasamos por el “empate catastrófico”, el “triple empate”, tuvo como
solución el cruzar puentes sobre “ríos de sangre”. Por primera y única vez en
nuestra historia quien había resultado tercero en elecciones generales se
convierte en presidente de Bolivia. La “banda de los cuatro” había cometido su
fin y Jaime Paz Zamora es presidente de Bolivia pactando con Hugo Banzer Suárez
quien en la década del 70 perseguía a los militantes del MIR del cual Paz
Zamora era su jefe máximo. El gobierno de Jaime Paz Zamora evidencio que en
democracia el pacto político era necesario. Pacto político que fue mal
entendido en una incipiente democracia como la boliviana.
El periodo de los 90 del siglo XX es rotundamente
importante para entender la Bolivia de hoy. En el primer gobierno de Gonzalo
Sánchez de Lozada el año 1995 es clave para comprender Bolivia hoy. Dos
reformas son la base del Estado boliviano. La participación popular tiene una
ambición más allá de llevar los recursos del Estado a los nuevos municipios, es
también, llevar el Estado a los ciudadanos que se encuentran lejos del eje
troncal. La actual autonomía es una evolución de la participación popular, la
cual por cierto, fue y es mal comprendida por gran parte de los bolivianos;
empero, es una base institucional y modernizadora de la administración del
Estado. La capitalización fue una reforma desbordante en una democracia joven y
en una sociedad que a momentos confundía la libertad con el libertinaje. Actualmente
esa medida es totalmente criticada, olvidando los bonos sociales que se crearon
gracias a ella como ser: el Bonosol que hoy lo conocemos como la Renta Dignidad.
Comenzando el siglo XXI observamos la radicalización
de los discursos campesinos con base en el Chapare y el descontento de la
población por las coaliciones gobernantes que entendieron el pacto político
como la excusa para tener un pedazo de poder. Claro ejemplo de la avaricia
partidaria es el gobierno de Hugo Banzer Suárez gracias a la conocida
megacoalición. El año 2003 es el punto de quiebre, donde las coaliciones de
gobierno no representan a grandes sectores de la población y medidas
antipopulares como el impuesto al salario o el rumor de exportar gas por
puertos chilenos desencadena olas de violencia donde Sánchez de Lozada debe
renunciar a su segundo mandato. Hasta el año 2005 el escenario de
gobernabilidad es incierto y lleno de indecisiones.
Evo Morales se hace con el poder en 2005. Entre sus
medidas de gobierno se llevan a cabo la Asamblea Constituyente y la
nacionalización de los hidrocarburos que fueron capitalizados en la década del
90 del siglo pasado. También es la clara muestra de que la sociedad boliviana
no admitía las coaliciones de gobernantes. Con el pasar de los años se
radicalizo el discurso del partido gobernante. Bajo ideas de izquierda intenta
gobernar bajo la tuición de los movimientos sociales, olvidando que tales
sectores tienen pedidos meramente particulares. Claro ejemplo del agotamiento
de esa forma de gobernar es el conflicto con los cooperativistas mineros y la
muerte de un Viceministro. La prebenda y el clientelismo son la base para mantener
contentos a esos movimientos sociales y el tratar de ir en contra sus intereses
es contar con un aliado menos que actuara con violencia por volver a tener los
favores del partido gobernante y beneficiarse del Estado.
Después de esa breve descripción del escenario de
gobernabilidad en Bolivia, el futuro una vez más es incierto. Afortunadamente,
no todo se encuentra perdido. El pacto político juega un papel muy importante
para las nuevas generaciones. El pacto político entendido como dialogo, como la
base para escuchar al otro, tolerarlo, entenderlo y compartir ideas. Contra la
nefasta hegemonía del poder por un único proyecto que no encuentra delante suyo
ciudadanos, sino simplemente enemigos.
El pacto político es el camino que debemos comenzar. “Ése
es el tamaño de mi esperanza”. Obviamente, sin optimismo ya que podemos caer en
manos de demagogos en el trayecto.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario