lunes, 19 de diciembre de 2016

Acontecimientos cerca de Uqbar




Jorge Roberto Marquez Meruvia[*]

Hace un par de meses atrás conocimos hechos que pasaron en un país fronterizo a Uqbar. Sabemos que perdió su salida al litoral en 1879 y que en el siglo XXI los gobernantes son aquellos que llevan adelante lo que denominan “el proceso”. Ya que se trata de un Estado hermético, llegaron hasta nosotros algunos nombres de los gobernantes que según ellos revolucionan el mundo, enarbolando las banderas de lo que llaman “el proceso”. El principal es un “líder endógeno”, cuyo nombre es sagrado. También acompañan al “mesías”, el siempre débil Juan Dahlmann y mano negra Benjamín Otálora. Todos olvidan generosamente lo que Treviranus dejo escrito: “a partir del segundo mes del día vigesimoprimero, el último acto de su fin ha sido articulado”.    

El “mesías endógeno” cada vez que hay elecciones goza de la cualidad de re-postularse y re-elegirse ad infinitum según el noveno congreso azul, que según sabemos se llevó acabo por tierras orientales cerca la cuenca del Amazonas. Los soldados que integran “el proceso” lo proclamaron “comandante” y de esa forma el sagrado líder se convirtió en el único que puede garantizar e impulsar “el proceso”. Al ser proclamado lleva la nefasta y pesada carga de ser el sucesor del extinto monarca de la isla perdida en el tiempo y embargada por su tiranía. Al parecer, pone en práctica las maniobras que se llevan a cabo hace más de 59 años en la isla. Un claro ejemplo del mismo, es el ataque a la prensa libre e independiente a los cuales “el proceso” los denomina como “cártel”. Según los comunicados oficiales “el proceso” representa los sentimientos más puros y perversos de “los movimientos”, donde el individuo debe someterse al atolondrado juicio de la colectividad y sus líderes son inmaculados, puros y sin mancha.

“Los movimientos” para los representantes máximos del gobierno son un sinónimo de pueblo. Es un gobierno que se escucha simplemente así mismo, que se festeja y se aplaude para sí mismo. Para muchos pensadores, “el proceso” y “los movimientos” refleja la podredumbre de la élite soviética. Tienen una gran limitante: el de no poder ver más allá de su revolución. Con lo poco que sabemos sobre el adoctrinamiento llevado a cabo por “el proceso” a “los movimientos” podemos decir que aún la teoría geocéntrica se encuentra vigente, pero, no es la tierra quien ocupa el centro del universo, sino, quien ocupa ese sitial es el “mesías endógeno”. “Los movimientos” son simplemente grupos con pedidos particulares que hace más de diez años viven del Estado, apenas llegan a 5999 personas y se proclaman como la vanguardia revolucionaria. Estos 5999 pueden tomar decisiones que van por encima de los más de diez millones de habitantes.

Ejercer la ciudadanía y la individualidad es un acto heroico, pensar diferente, disentir del discurso oficial es casi un pecado capital. Todo aquel que con argumentos bien fundamentados se opone al régimen es vilmente perseguido y condenado al ostracismo. “El proceso” y “los movimientos” detestan la libertad y la inteligencia creativa. En estas tierras todo lo que diga el líder indiscutible es nuevo, nadie tiene la capacidad de cuestionarlo y debido a su cualidad de sagrado, él jamás será parte de un debate, ya que sería irrespetuoso hablar con el “hacedor” de igual a igual. El régimen desmiente inmediatamente cualquier error cometido por el “mesías endógeno”, para tal efecto cuenta con una corte que tiene la capacidad de morir por él y salir a la opinión pública demostrando que todo es una infamia producida por el “cártel”.

El régimen se vale de cualquier triquiñuela para modificar la constitución que ellos crearon y permitir que el supremo líder vaya una vez más como candidato a la primera magistratura del Estado. Total, como ya menciono el supremo “hacedor”: “si nos sometemos a la ley no hacemos nada”.          




[*] Politólogo 

martes, 13 de diciembre de 2016

El hacedor y su desconocimiento




Jorge Roberto Marquez Meruvia[*]

“El hacedor” fue publicado en 1960 y podemos encontrar en él poesía, relatos y ensayos de Jorge Luis Borges. En el epilogo menciona: “Un hombre se propone la tarea de dibujar el mundo. A lo largo de los años puebla un espacio con imágenes de provincias, de reinos, de montañas, de bahías, de naves, de islas, de peces, de habitaciones, de instrumentos, de astros, de caballos y de personas. Poco antes de morir, descubre que ese paciente laberinto de líneas traza la imagen de su cara.”

Si existe algo que el partido en funciones de gobierno y la endeble oposición han creado es la imagen del líder indiscutible del “proceso de cambio”. Hay que mencionar que tanto el Ministerio de la Presidencia y el Ministerio de Comunicación son máquinas de propaganda que se encargar de colocar la imagen pulcra del líder en todo momento, sin importar la ocasión, en los medios de comunicación masiva. Tal ejercicio de enarbolar al líder es muy común en los gobiernos revolucionarios, podemos citar por ejemplo a: Lenin, Stalin, Castro, o Chávez. Estos hombres que representan el “cambio revolucionario” al tomar el poder del Estado se hacen con todo el aparato institucional y como su labor es la creación del “nuevo hombre”, sus decisiones son obedecidas por los revolucionarios como mandatos sagrados. Esto se debe a que los seguidores de estos líderes gozan de lo que denominan “consciencia revolucionaria”.

En el caso boliviano, por más intentos de propaganda que tratan de mostrar al Presidente del Estado Plurinacional trabajando sin descanso con jornadas extensas de trabajo, los siete días de la semana y las veinticuatro horas del día; la realidad, difiere del discurso oficial. Es el mismo Evo Morales que ante las tragedias que ocurren en Bolivia después de más de diez años de gobierno, admite tener un total desconocimiento de los mismos. El Presidente Morales: “no sabía”. Es posible que los más entusiastas del régimen pienses que esas declaraciones de quien detenta la Primera Magistratura del Estado es un ejercicio socrático en busca de conocimiento; empero, tal como relatan las películas sobre su vida y las banderas que enarbolan los soldados del “proceso de cambio”, lo que importa es descolonizarnos de los conocimientos nacidos en el viejo continente.



La crisis institucional en Bolivia es tan grande, que el partido en funciones de gobierno repartió las instituciones estatales a grupos corporativos. Demostrando así el paternalismo, prebendalismo y clientelismo que es utilizado por el Movimiento Al Socialismo sin ningún tipo de miramiento para no perder el ejercicio del poder, para de esa manera tener contentos a sus aliados y que en futuras campañas electoras los apoyen para que ambos sigan viviendo del Estado. La destrucción institucional se traduce en los hechos de corrupción más atroces de la historia boliviana y de su “joven democracia”, estos hechos son: la carretera que pasa por el TIPNIS, el Fondo Indígena, la quiebra de ENATEX, el caso CAMC-Zapata, el desconocimiento del resultado del referéndum del 21 de febrero, la crisis de abastecimiento de agua potable en la ciudad de La Paz, la tragedia de LAMIA, la suspensión de vuelos del TAM, el gasto de las ineficientes empresas estatales y posiblemente un largo etcétera.

Ahora para proteger al inmaculado líder del “proceso de cambio”, el discurso oficial nos dice que el Presidente Evo Morales “no sabía” y que no estaba informado. Esta es la más clara prueba de la destrucción del aparato institucional del Estado y también demuestra que todas las decisiones son tomadas por el Órgano Ejecutivo. Al parecer los conmilitones olvidan generosamente que “un hombre se propone la tarea de dibujar el mundo” y que estamos viviendo la decadencia de ese dibujo llamado “proceso de cambio” y que tiene como su “hacedor” a Evo Morales.

   ¿Será qué el “hacedor” algún día podrá ver la imagen de su cara en ese dibujo llamado “proceso de cambio”?
    



[*] Politólogo