Jorge
Roberto Marquez Meruvia[1]
Como en una mala comedia
norteamericana de un alto presupuesto y con los más “afamados” actores en el
campo se lleva a cabo la elección de vocales del Tribunal Supremo Electoral.
Los medios de comunicación al igual que la gran mayoría de los políticos (tanto
de la oposición y del oficialismo) toman con gran sorpresa el enterarse la
para-institucionalidad del Estado boliviano. Algo que no es nuevo y que incluso
lo toco Alcides Arguedas. Sin embargo al haber tocado un tema sensible de la
sociedad fue condenado en su tiempo, condena que se mantiene hasta ahora. En Pueblo enfermo sacando algunas ideas
xenófobas habituales de la época, tenemos un retrato de la sociedad boliviana y
como se desenvuelve. Para no sentirnos especiales, los males que describe
Arguedas son muy comunes en el tercer mundo y América Latina. Sin ir muy lejos
José Enrique Rodó en una misiva le decía a don Alcides… “Los males que usted
señala […] no son exclusivos de Bolivia: son, en su mayor parte y en más o
menos grado, males hispanoamericanos, y hemos de considerarlos transitorios
[…]. Usted titula su libro Pueblo enfermo.
Yo lo titularía Pueblo niño. Es
concepto más amplio y justo quizá […].” Es posible que el fundador del
arielismo esperaba que algún día los pueblos de América Latina se desencanten
de ellos mismos. Lamentablemente, ese desencanto nunca sucedió en el caso
boliviano y la elección de vocales muestra el infantilismo político que es
nuestro pan de cada día en cualquier esfera del Estado.
Otro
autor que toca los problemas de la sociedad boliviana es H. C. F. Mansilla, el
cual por mostrarnos en El carácter conservador
de la nación boliviana que los bolivianos tomamos de manera muy astuta los
aspectos que nos interesan, o que más nos gustan de la modernidad como ser: las
características técnico-económicas y vivir bajo mañas arcaicas como por ejemplo
la alabada viveza criolla. Mansilla al haber tocado estas fibras íntimas de la bolivianidad,
fue relegado de la esfera de la intelectualidad nacional. Sin embargo su obra
es muy importante ya que es una descripción actual de nuestras manías
irracionales con discursos progresistas y que logran cautivar a la población.
La
elección de vocales al Tribunal Supremo Electoral es el circo que necesitábamos
para enterarnos de que sacrificada manera trabajan nuestros Asambleístas. Al
igual que en El jardín de los senderos
que se bifurcan de Jorge Luis Borges el resultado de la elección de vocales
puede ser catastrófico o excelente. Demostrando una vez más la incertidumbre
nacional, esa mala costumbre de dramatizar todo hasta el último momento. Ya
sabemos que la oposición, como ya es su costumbre, hará abandono de la Asamblea
el momento de la elección de los vocales al Tribunal Supremo Electoral. Es hora
de que aprendamos a resignarnos y tomar en cuenta lo que escribió Séneca en De tranquillitate animae: “Debemos
mostrarnos condescendientes al no exhibir un apego demasiado rígido a nuestros
designios. Debemos someternos a aquello que nos trae el destino y no debemos
temer la alteración de un plan o de una situación; de lo único que debemos
cuidarnos es de que no nos domine el atolondramiento, el enemigo más grande de
nuestro sosiego”. Y siempre tener en nuestra memoria que nuestros
representantes políticos son el fiel reflejo de nuestra sociedad.
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