Jorge
Roberto Marquez Meruvia[1]
Bolivia tristemente es un país muy
precario, prosaico y aburrido. La visita del Papa Francisco lo demuestra, claro
ejemplo: el rol de los medios de comunicación. Después de tres días donde los
medios no pararon de hablar de Francisco y sus reacciones; los periodistas (en
especial de televisión) resultaron ser fervientes creyentes del credo católico
y sin dudarlo ni un minuto, y guiados ciegamente por la emoción del momento,
explicaron coincidencias mundanas como, por ejemplo: el clima, y los cielos
despejados tanto en La Paz como en Santa Cruz de la Sierra se debían a la
presencia de Francisco. También debemos recordar que un regalo del Presidente
Morales Ayma causó revuelo por simple desconocimiento de los más conocidos y
populares líderes de opinión, ni que decir de algunos políticos que se rasgaron
las vestiduras. Sobre ese hecho Daniel Mercado, SJ nos dice algo muy
importante: “Si Luis Espinal sobrevive en nuestra memoria no es para
tranquilizar conciencias, darnos una palmada en el hombro mientras ante la injusticia
preferimos mirar a otro lado. Su vida, escritos y arte, también el
controvertido crucifijo, están ahí interpelándonos. Luis nos recordará siempre,
una y otra vez, a todos los creyentes que «una religión que no tenga la valentía
de hablar a favor del hombre, tampoco tiene derecho de hablar a favor de Dios».
Desgraciadamente,
la ciencia tiene como principal característica la del escepticismo y a través del
cual pretendo analizar la participación de su Santidad Francisco en el II
Encuentro Mundial de Movimientos Populares. Sobre este particular encuentro,
podemos mencionar que cimienta sus ideales sobre los laureados valores
revolucionarios y en grandes mitos sobre la pobreza de sus pueblos. Los
movimientos populares, cumplen una labor fundamental para los gobiernos
populistas: son los pilares simbólicos y discursivos de estos regímenes.
Obviamente, la presencia del Papa le dio a esta peculiar reunión un toque
sagrado, la intervención de Francisco simplemente fue volver a poner en debate los
cinco puntos importantes de la encíclica “Laudato
Si”, los cuales son: el calentamiento global es real, ya que existe “un consenso
científico sólido” y debemos tomar medidas al respecto; la destrucción del
medio ambiente es el resultado de la actividad humana, que tiene como bases el “consumismo
inmoral” y “la tecnología basada en combustibles fósiles muy contaminantes –sobre
todo el carbón, pero aún el petróleo y, en menor medida, el gas- necesita ser
remplazada progresivamente y sin demora”; los países ricos tienen una “deuda ecológica”
con los países pobres, explicando esto teniendo como base la teoría de la
dependencia (centro ricos y periferias pobres) y al “concepto mágico del
mercado”; insto a que el trabajo por el medio ambiente necesita de
instituciones internacionales fuertes, “es esencial lograr un consenso global
para enfrentar problemas más profundos que no pueden ser resueltos por las
medidas unilaterales de países individuales”; presión a los líderes políticos y
el sacrificio individual, “muchos de aquellos que tienen más recursos y poder económico
y político parecen concentrarse en sobre todo en enmascarar los problemas o en
ocultar los síntomas, tratando sólo de reducir algunos impactos negativos del
cambio climático”.
Tristemente,
la participación de Francisco será utilizada por los aparatos de propaganda de
los regímenes populistas para “mostrar” que el sentimiento de los pueblos y los
gobiernos que encabezan este interminable e incansable proceso del cuidado de
la madre tierra es respaldado por el vicario de Cristo y que tienen su
bendición para seguir cambiando al mundo como lo hacen, o pretenden hacerlo.
Como diría Joan Manuel Serrat: “Dios echó al hombre del Edén, por confundir lo
que está bien con lo que le conviene”.
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