Jorge Roberto Marquez Meruvia[*]
Debemos recordar que entre las cualidades que hacen que
el libro de arena sea un texto fascinante es que es infinito, su numeración no
tiene orden ni correlación, ya que al ser infinito las cualidades antes
mencionadas son posiblemente innecesarias. Las hojas que leemos, o que en algún
momento llamaron nuestra atención jamás las encontraremos nuevamente. El azar y
nuestra hambre de conocimiento pueden hacer que lleguemos al umbral de la
locura al entrar a sus páginas; hay leyendas que mencionan que probablemente el
libro de arena se encuentre maldito. Recuerdo que mientras lo hojeaba un día
haber encontrado una sentencia de uno de los discípulos de Paracelso: “aquí,
bajo la luna, todo es mortal”.
Ya que el libro de arena es infinito, me puse a buscar
pasajes de la historia de Bolivia. Tal ejercicio que parece tan peculiar;
buscar la historia de Bolivia, es tan común como buscar la historia del Reino
Unido, Etiopía, Nueva Zelanda o Panamá. El buscar vestigios de la historia
boliviana en el libro de arena, no debería asombrarnos en lo absoluto, simple y
llanamente es llevado a cabo por el empleo de la curiosidad personal,
curiosidad que puede ser compartida por muchos.
Entre los pasajes encontrados y perdidos, observamos
que los patriotas, aquellos que lucharon por la libertad de estas tierras
fueron patriotas de último momento. La viveza criolla hizo que los bien
posicionados miembros del ejército realista tomen partido por la libertad de la
patria, Casimiro Olañeta es el más grande ejemplo de esa actitud de liberación.
También, encontramos la triunfal llegada de los libertadores, Bolívar y Sucre
cuando llegaron al Alto Perú no desenvainaron su espada para proseguir la
lucha, debido a que estos territorios que alguna vez fueron parte de la Real
Audiencia de Charcas ya fueron liberados. El 9 de febrero 1825 un decreto de
Sucre dio carta libre para que los patriotas tomen decisiones sobre los
territorios liberados, la Asamblea General decidió ser independiente sin
depender ni de Lima ni de Buenos Aires. Menciona el libro de arena que José
Luis Roca tiene un interesante trabajo al respecto.
Tras que Bolívar aceptara a regañadientes la
independencia de su hija prodiga, para la mayor parte de los bolivianos, fue el
mejor presidente de la historia. Posiblemente, tal sentencia sobre la
presidencia de Bolívar se deba a que ocupo muy poco tiempo el cargo.
Igualmente, encontramos que Gabriel René Moreno describió como los habitantes
de la nueva República pensaban que el país se encontraba lleno de grandes
riquezas, las cuales corrían el peligro de ser explotadas por los grandes
imperios extranjeros. La mentalidad que describe, todavía es prevaleciente en
gran parte de la población. Cabe mencionar que René Moreno fue declarado
traidor al traer consigo en pleno conflicto del Pacífico “las bases chilenas”,
las cuales daban a Bolivia una salida marítima por Arica que es el puerto
natural de Bolivia.
Los caudillos son una parte importante de la historia,
ya sean letrados o bárbaros. La sociedad boliviana se mueve por oposiciones
binarias simples, Carlos Montenegro fue quien tuvo la habilidad de que nos
dividamos entre los buenos y malos (nación y antinación), haciendo de esta
conducta social un hábito que no es criticado y que sirve para encumbrar a grupos
que buscan el poder político. La necesidad del enemigo es fundamental, en caso
de no poder lograr los fines propios, necesitamos señalar con el dedo a los “malos”
que no nos dejaron desarrollarnos. Esto ocurre en todos los niveles del Estado:
municipios, gobernaciones y a nivel del Estado central. Recordemos que “todo es
inmenso en Bolivia, menos el hombre”.
Estas son algunas cosas que recuerdo haber leído en el
libro de arena sobre Bolivia. Como mencionaría Alfredo Le Pera… “veinte años no
es nada”, podríamos decir lo mismo de 191 años.
[*] Politólogo,
columnista de opinión en El Día de Santa Cruz de la Sierra, Los Tiempos de
Cochabamba y El Diario de La Paz
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