Jorge
Roberto Márquez Meruvia[*]
Lo que ocurre en Venezuela, con el
autogolpe de Estado y las dubitaciones de Nicolás Maduro; Paraguay, sumergida
en la violencia por la imposición de la reelección presidencial por parte de
Horacio Cartes; Cuba, con la continuación de la tiranía castrista a manos de
Raúl Castro; Nicaragua, y la toma de poder por el matrimonio Ortega Murillo;
Ecuador, bajo la sombra vigilante y soberbia de Rafael Correa; y Bolivia,
gobernada por Evo Morales quien también es presidente de las “6 Federaciones
del Trópico de Cochabamba” con apoyo de los cocaleros.
No debería tomarnos por sorpresa, el autoritarismo y el poco apego a
las ideas democrático-liberales encumbran en el poder a los líderes populistas.
En “Las raíces conservadoras bajo las apariencias radicales en América Latina”
del Dr. H. C. F. Mansilla y el Rincón Ediciones podemos observar claramente el
escenario político latinoamericano.
América Latina tal como menciona el
autor tiene fuertemente cimentados dos tradiciones: la primera, la tradición
precolombina en la cual el colectivismo y el autoritarismo formaban parte de su
estructura, para gran parte del imaginario de la población estás civilizaciones
indígenas se encuentran muy idealizadas donde sus hábitos y modos de
organización son de un gran respeto a la paz y al medio ambiente; la segunda,
la tradición ibero-católica la cual en el nuevo mundo tuvo una actitud bastante
laxa con su aporte hacía la filosofía y la teología, donde las artes y la
música fueron explotadas con éxito.
Bajo este escenario Latinoamérica
tanto en el período colonial como en el republicano se mueve bajo prácticas
autoritarias, colectivistas y la necesidad de un caudillo quien tiene la
capacidad de seducir a las masas. Los discursos de estos regímenes tienen como
principal característica dicotomías simples las cuales dejan en claro quiénes
son los buenos y patriotas, y quiénes son los malos y antipatriotas. También,
tiene la habilidad de crear la ilusión de que las masas toman las decisiones
importantes del Estado. Nicolás Maquiavelo mencionaba que los príncipes
autoritarios tienen la capacidad de llamar a asambleas, convenciones,
conferencias y reuniones en las cuales la población cree muy ingenuamente que
toman las decisiones supremas para su futuro eligiendo entre las opciones que
les da el príncipe autoritario.
Tristemente, la población no tiene la capacidad de darse cuenta que
está siendo utilizada para fines distintos como ser las ansias de poder de los
gobernantes. Estas clases dirigentes con rasgos radicales en sus discursos
terminan suplantando a las viejas élites haciendo grandes fortunas a partir del
control del gobierno.
Estos procesos “revolucionarios” son
interesantes en el campo de la retórica y no tienen la capacidad de cambiar la
realidad. Un claro ejemplo es la revuelta de monjes anabaptistas de Müster en
1534 a la cabeza de Jan van Leiden. La revuelta comienza por el abuso de la
aristocracia sobre la población y Jan van Leiden con un discurso con
características místico-sensuales: igualdad entre los hombres y puritanismo
religioso siembra las bases de la nueva sociedad. Siguiendo las ideas de Platón
se implanto el pensamiento único y se condenó a muerte a todos aquellos que
pensaban diferente (expulsión de los poetas). Muy rápidamente la nueva élite
hizo grandes fortunas, adopto un modo de vida lleno de lujos y para cumplir sus
caprichos exploto a la población.
La irracionalidad llevada a cabo para crear al “nuevo hombre” llego a
excesos como por ejemplo, que Leiden tenía un pequeño harem de dieciséis
doncellas para goce propio. Estos abusos terminaron cuando la misma población
abrió las puertas de la ciudad a los ejércitos de la aristocracia para retomar
el poder.
Los regímenes populistas en América Latina no distan mucho del macabro
escenario de Müster en 1534. Las tradiciones colectivistas de gran parte de
América las cuales se encuentran fuertemente arraigadas no aceptan el accionar
y el pensamiento individual. Siendo peligroso para estos regímenes que los
individuos logren su singularidad y empiece a florecer la inteligencia
creativa. El Dr. H. C. F. Mansilla en ejercicio de su singularidad y con una
actitud humilde como el dudar y el desencanto nos da una mirada diferente de
los latinoamericanos, que posiblemente no sea del agrado de muchos ya que no
sigue con la retórica convencional a las cuales nos encontramos acostumbrados.
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