martes, 18 de diciembre de 2018

Sensatez





Jorge Roberto Márquez Meruvia[*]

El martes 4 de diciembre del año en curso el Tribunal Supremo Electoral antes del plazo establecido (ya que la fecha de habilitación de candidatos según el calendario era el sábado 8), adelanto su trabajo por motivos de seguridad, debido a las presiones de activistas y plataformas tanto por la vigilia en puertas del T.S.E. y las marchas que salieron de Konani y Chaparina; tampoco, podemos olvidar las triquiñuelas del gobierno central contra los vocales del Órgano Electoral Plurinacional. La habilitación del binomio del Movimiento Al Socialismo, de Evo Morales Ayma y Álvaro García Linera no era una sorpresa, era un hecho desde la Sentencia Constitucional Plurinacional 0084/2017 que daba luz verde a la reeleción de la dupla de gobierno. Debemos recordar que la sentencia del T.C.P. es de carácter obligatorio y vinculante, siendo el ardid gubernamental para tal efecto.

El TSE simplemente “realizó su trabajo”; empero, al parecer olvido de manera muy generosa la sentencia 0039/2018 que los obliga a restituir la personería jurídica de Acción Democrática Nacionalista. Esto último puede abrir las puertas de un juicio de responsabilidades a sus vocales, lo cual sería muy favorable para el gobierno. Al ya existir dudas sobre el accionar de la mayoría de los vocales y la atolondrada y desordenada defensa del 21F y la democracia por parte de activistas, plataformas y la ciudadanía en su conjunto, el gobierno central puede encontrar una veta para explotar sin ningún tipo de reparos. Hay caos bajo los cielos y eso es maravilloso para el M.A.S.

¿Qué hacer? Es la pregunta que anda dando vueltas para la organización de la resistencia, ya que la defensa del 21F y la democracia será una batalla de largo plazo. En octubre de 2019 vendrá recién el drama que todos estamos esperando expectantes. Hasta eso, tenemos un tiempo de trabajo el cual debemos explotarlo al máximo. No podemos volver a ser presa de nuestras emociones y llevar a la turbamulta a realizar actos vandálicos, el salir a las calles no es simplemente salir con furia y rabia para mostrar el descontento con la coyuntura política, sino, que plantea retos y desafíos. Tal como menciona H.C.F. Mansilla: «Sus procedimientos de protesta dejan ver un tinte religioso y arcaico: son procesiones, marchas, ayunos, huelgas de hambre, auto-inmolaciones, crucifixiones y demás actuaciones rituales que tratan de provocar la conmiseración del prójimo. Ya que no existe una acumulación cognoscitiva con la intención práctico-pragmática, que les enseñe a evitar sacrificios inútiles, reproducen estas prácticas como si fuese la primera vez, con un despilfarro de costes y esfuerzos.»

Ante el caos que estamos viviendo, necesitamos un poco de sensatez. No es necesario que vayamos a redescubrir el agua tibia, ni jugarnos por el empirismo en estos momentos de crisis que vivimos la gran mayoría de los bolivianos. Ya existen métodos para deshacerse de los tiranos que quieren atornillarse en el poder. Es momento de que seamos inteligentes y utilicemos los métodos que nos da la modernidad para plantear la resistencia. Existe un texto bastante interesante que puede servirnos para proseguir la lucha es “De la dictadura a la democracia. Un sistema conceptual para la liberación” de Gene Sharp, que tiene como base la lucha no violenta. El texto también nos menciona lo importante de la planificación de la estrategia y no dejar la lucha a la espontaneidad de la emoción del momento.

Estamos viviendo momentos cruciales y es necesario dejar de improvisar y tener la madurez necesaria para defender las libertades y la democracia. Basta de que la rabia y la furia tomen las calles.     





[*] Politólogo, Director de Gaceta Hoy

miércoles, 5 de diciembre de 2018

La victoria de la apolítica




Jorge Roberto Márquez Meruvia[*]

Jorge Luis Borges mencionaba, tomando un dictamen de Thomas Carlyle que la democracia es un abuso de la estadística. En el caso boliviano un 10 de octubre de 1982 ha refutado esto de manera asombrosa y admirable. La utopía de Borges era un país, “o todo el planeta, sin Estado o con un mínimo de Estado, pero entiendo no sin tristeza que esa utopía es prematura y que todavía nos faltan algunos siglos. Cuando cada hombre sea justo, podremos prescindir de la justicia, de los códigos y de los gobiernos. Por ahora son males necesarios.”

Gran parte de la ciudadanía parece haber olvidado que los males necesarios dentro de una democracia son los políticos y los partidos políticos, los cuales son muy importantes, ya que son estos los que crean las reglas del juego para que las sociedades se desarrollen y son ellos los que entregan o restringen libertades. Juegan un papel fundamental dentro de la administración del Estado y sus designios van configurando el destino de todos. Empero, el descontento ciudadano sobre el quehacer político ha creado la ilusión de la independencia y el empoderamiento ciudadano serían suficientes para contrarrestar las ambiciones totalitarias del Movimiento Al Socialismo.

Tanto plataformas como activistas parecen olvidar fragmentos de nuestra historia reciente, en especial lo sucedido en octubre de 2003. Carlos Mesa Gisbert menciona en “Presidencia Sitiada: memoria de mi gobierno” que Gonzalo Sánchez de Lozada utilizó la paradoja del objeto inamovible y la fuerza irresistible para explicar los sucesos que pasaron en febrero y octubre. El 17 de octubre se dio el choque de la fuerza irresistible contra el objeto inamovible, donde la fuerza quebró al objeto. A partir de ése momento se configura el actual escenario político boliviano, la fuerza irresistible tenía representación política: Evo Morales y el Movimiento al Socialismo; al igual, que el objeto inamovible era Gonzalo Sánchez de Lozada y la cúpula del Movimiento Nacionalista Revolucionario.

El Movimiento al Socialismo es el nuevo objeto inamovible con más de 10 años en el poder y las movilizaciones de activistas, plataformas y la ciudadanía en su conjunto nos demuestran que no existe una fuerza irresistible con representación política, la ciudadanía acéfala sale a las calles con exceso de buenas intenciones y esperanzas. La ciudadanía parece que olvida de manera muy generosa que la democracia moderna, tal como la conocemos tiene como base la representación del soberano, del pueblo, del ciudadano, del individuo. Estos representantes salen de los partidos políticos. Pero, se los excluye de las movilizaciones ciudadanas, como si los políticos no gozaran de derechos ciudadanos. Posiblemente, estos representantes políticos tienen pocas luces y muchas sombras en su accionar, lo cual no deja que sean necesarios para la sociedad en su conjunto. El reclamo de activistas y plataformas es que los partidos políticos no se han renovado y que son los dinosaurios de siempre quienes se dedican al quehacer político. Queja que carece de sentido, ya que al momento de tomar una posición apolítica, estos grupos dejan en manos de terceros la toma de decisiones importantes. La victoria de la apolítica es la habilitación como candidatos a primarias y elecciones generales al binomio de Evo Morales y Álvaro García Linera.

 Una vez más el futuro es incierto. Por un lado el partido de gobierno hizo realidad la reelección inconstitucional y en contra del referéndum del 21F; por el otro todavía es posible ganar al partido en funciones de gobierno por intermedio de las urnas. No debemos olvidar que el 6 de octubre de 2018 cuando Carlos Mesa lanzó su carrera a la presidencia era para prever el escenario que estamos viviendo.

Será qué después de lo sucedido tendremos el valor moral con su secuela de sacrificios, para plantear la defensa de las libertades, o sencillamente con gran dolor para todos, la democracia se nos muere. Basta de exclusiones, unidos ganamos todos.    






[*] Politólogo, Director de Gaceta Hoy

lunes, 29 de octubre de 2018

El Cadalso con Marcelo Arequipa A.

J. R. Marquez, Director de Gaceta Hoy


El Cadalso es un sector de entrevistas llevado a cabo por el Director de Gaceta Hoy: J. R. Marquez


Nuestro segundo programa nos acompaña el politólogo, columnista de opinión y docente universitario Dr. Marcelo Arequipa A., dialogando sobre la coyuntura política: El largo camino hacia las elecciones generales de 2019 y el personalismo en política.






El Cadalso con José Manuel Ormachea

J. R. Marquez, Director de Gaceta Hoy

El Cadalso es un sector de entrevistas llevado a cabo por el Director de Gaceta Hoy: J. R. Marquez.

En nuestro primer programa nos acompaña el politólogo y activista ciudadano Jóse Manuel Ormacha, dialogando sobre la coyuntura política: La Republiqueta Independiente del Chapare, la Unidad como valor para vencer al autoritario MAS y la esperanza para el 2019.



lunes, 23 de julio de 2018

Lucidez





Jorge Roberto Márquez Meruvia[*]

En Bolivia pasa un fenómeno bastante interesante. Después del referéndum constitucional del 21 de febrero de 2016 donde gano el NO con el 51,3% de los votos, el gobierno del Movimiento Al Socialismo a la cabeza del Presidente Evo Morales Ayma intenta sin éxito desconocer los resultados. Utilizó al Órgano Judicial, donde el Tribunal Constitucional Plurinacional el 28 de noviembre de 2017 dio luz verde a su próxima e inconstitucional cuarta repostulación. Para disimular su accionar, el T.C.P. no solamente habilitó al Presidente Morales, sino también, a todas las autoridades electas. La excusa para llegar a tan oscuro fin, fue no violar los “derechos humanos” de la primera autoridad del país. Tal decisión, fue tomada desde el Órgano Ejecutivo y mostró su control de todos los órganos del Estado. Esto causo gran molestia ciudadana.

Las plataformas ciudadanas en el país aparecen meses antes del referéndum del 21F. Todas ellas tuvieron una consigna clara, la cual era tomar la opción del NO en la intención de voto. Lograron canalizar el malestar de gran parte de los bolivianos que ven como los recursos públicos son utilizados por Morales Ayma en viajes de placer a los mundiales de fútbol y otros gastos onerosos e innecesarios, dejando de lado temas importantes como la salud y la educación. Las plataformas ciudadanas cobraron fuerza a partir de la “satanización de la política” misma que es parte del discurso gubernamental.

Es así como el gobierno muestra su estrategia de amigo-enemigo con la que logra minimizar a los partidos políticos. Empero, surge un problema que el gobierno no logra divisar: el empoderamiento ciudadano. Al verse los ciudadanos huérfanos de representación política, se vieron obligados a salir a las calles a defender las instituciones democráticas y el resultado del referéndum constitucional.

Con las elecciones generales cada vez más cercanas las plataformas ciudadanas van perdiendo fuerza, ya que simplemente logran hacer eco y tomar lugares emblemáticos de las diversas ciudades del país todos los 21 de febrero. El escenario político se va electoralizando y estas organizaciones van quedando relegadas por quienes sí hacen política (los partidos políticos) los cuales serán los que estarán habilitados para competir en las urnas. Esto último va creando respuestas autoritarias, las cuales parecen dar como solución la siguiente formula: para vencer el autoritarismo, hay que hacerlo con más autoritarismo. Para tal efecto un grupo de plataformas ciudadanas se reunieron el 30 de junio en Cochabamba bajo el nombre “Congreso Nacional de Unidad”, o “Asamblea Nacional Pacto de Unidad” y plantearon entre sus directrices de lucha: no reconocer la repostulación de Evo Morales Ayma, ni tampoco aceptar que los demás contendores vayan a la elección, ya que estos, estarían legitimando una victoria de Morales.



Al parecer, los bolivianos estamos viviendo nuestra propia versión de los “Ensayos sobre la Lucidez” de José Saramago. Recordemos que en la novela del autor portugués, el gobierno tiende a mostrarse más autoritario para controlar el Estado. La apatía política de sus habitantes, la baja participación electoral de estos y una alta tasa de votos nulos y blancos, le dan carta blanca al gobierno de crear un régimen de mano dura con ambiciones totalitarias. Bolivia no se encuentra lejos de lo anteriormente mencionando, ya que existen plataformas ciudadanas que están jugando a ser apáticos y que se estrellan contra dos pilares fundamentales de toda democracia: el sistema de partidos políticos y el sistema electoral. Para darle fuerza a su discurso, ya han calificado al régimen de Morales en una dictadura. Posiblemente esto se deba a pretensiones propagandísticas con tal de que los líderes logren aparecer en los medios de comunicación. Mostrándonos, lo que parece que a muchos bolivianos nos gusta ver en política: show del más chabacano posible.

Una vez más nuestra sociedad se encuentra en una encrucijada en su lucha por la democracia. Jugar las reglas establecidas por las leyes, o darle el golpe de gracia a la democracia y a las libertades.         




[*] Politólogo

miércoles, 6 de junio de 2018

Bolivia: la ciudadanía, las plataformas ciudadanas y el autoritarismo




Jorge Roberto Márquez Meruvia[*]

Las desafortunadas declaraciones de Ernesto Suárez Sattori nos demuestran que en política la lengua suele ser una bestia que todos tenemos que dominar. Sin embargo, también es una muestra que la sociedad boliviana se ha acostumbrado al autoritarismo. Ya lo mencionaba H. C. F. Mansilla: “Conociendo las actividades políticas en América Latina, paulatinamente me di cuenta de que el ejercicio continuado de la política es la suma de la indignidad y la obscenidad”.

En “Pueblo enfermo” tenemos un retrato de la sociedad boliviana y como se desenvuelve. Para no sentirnos especiales, los males que describe Arguedas son muy comunes en el tercer mundo y América Latina. Sin ir muy lejos José Enrique Rodó en una misiva le decía a don Alcides… “Los males que usted señala […] no son exclusivos de Bolivia: son, en su mayor parte y en más o menos grado, males hispanoamericanos, y hemos de considerarlos transitorios […]. Usted titula su libro Pueblo enfermo. Yo lo titularía Pueblo niño. Es concepto más amplio y justo quizá […].” Es posible que el fundador del arielismo esperaba que algún día los pueblos de América Latina se desencanten de ellos mismos. Lamentablemente, ese desencanto nunca sucedió en el caso boliviano y el exabrupto de Ernesto Suárez y de muchos otros miembros del actual gobierno, muestran el infantilismo político que es nuestro pan de cada día en cualquier esfera del Estado.

La política se muestra como el ejercicio de llegar al poder y el Estado como botín del cual solamente los elegidos podrán beneficiarse de los recursos públicos. ¿Dónde queda la democracia? La respuesta es simple, la democracia es la excusa utilitarista para que los autoritarios lleguen al poder. Es la forma de legitimar su dominio. El escenario que describo no parece nada alentador para la defensa de las libertades y de las instituciones democráticas. Parece, que nuestro destino se encuentra en la lucha sin sentido de la suplantación de clase y seguir reproduciendo un círculo vicioso infinito.

Para poder comprender el futuro cercano y el escenario de gobernabilidad en Bolivia es necesario mencionar algo que todos los bolivianos tenemos en común: esperanza de mejores días para todos. Es así que la ciudadanía y las plataformas ciudadanas tienen la capacidad de mostrarnos un nuevo horizonte. Ante la falta de líderes políticos que defiendan las libertades el orden espontáneo hizo que los ciudadanos tomaran partido para su defensa. Es así como los individuos comenzaron a crear plataformas ciudadanas las cuales en la actualidad son los defensores y pilares fundamentales de la democracia. Esto parece molestar no solamente al gobernante Movimiento Al Socialismo, sino también, al Movimiento Demócrata Social, partido que se dice opositor, pero que con el pasar de los días va demostrando que es muy parecido al oficialismo. Ambos, son intolerantes al diálogo y al debate, pretenden ser la única alternativa posible para el país y censuran sin ningún miramiento a todo partidario que piense u opine diferente. Ellos, no conocen de la tolerancia, ni del respeto a las libertades, mucho peor podrán saber que es la democracia.

Ernesto Suárez Sattori nos da un gran mensaje a toda la ciudanía, es momento que los individuos y plataformas ciudadanas nos involucremos en política, ya que si no lo hacemos, seremos cómplices de entregar el futuro de Bolivia a manos de los autoritarios de siempre. Si no tenemos la capacidad de entrar en la arena política, simplemente nos convertiremos en observadores y veremos como el poder pasa de un tirano a otro.

El futuro depende de cada uno de nosotros, las libertades y la democracia, hoy están en nuestras manos. No permitamos, que los autoritarios de siempre sigan quitándonos nuestras libertades y demostrémosle que los dueños del poder somos nosotros.








[*] Politólogo

martes, 15 de mayo de 2018

Incahuasi y el pernicioso estatismo





Jorge Roberto Márquez Meruvia[*]

Algo que parece debemos agradecer los bolivianos al Movimiento Nacionalista Revolucionario y la desastrosa revolución de abril de 1952 es nuestro amor irracional hacia el estatismo. En la actualidad, esa emoción incontrolable al Estado sigue trayéndonos más problemas que beneficios. Hoy, toda la clase política boliviana, ya sea el oficialismo, o la oposición, siguen con devoción y sin ningún tipo de crítica la idea de que el Estado es el pilar fundamental del desarrollo y que los individuos no tienen la capacidad innovar sin su control y ayuda.

Incahuasi es el más claro ejemplo de como el estatismo es capaz de destruir el desarrollo y crear una rencilla entre dos departamentos: Chuquisaca y Santa Cruz. Ya en la revolución de la década de los 50’s del siglo XX adquirimos la costumbre de vivir de la renta que nos da el Estado por la materias primas, hábito que seguimos conservando. El campo de Incahuasi no es otra cosa que la práctica de una de nuestras costumbres. Es inaudito que en pleno siglo XXI los representantes de estos dos departamentos entren en peleas y medidas de presión por la renta petrolera, bajo la excusa de que necesitan del dinero para desarrollar su respectiva región. Tal argumento carece de sentido, ya que un porcentaje superior al 70% de la renta petrolera va al gasto corriente y aumento de la burocracia del gobierno regional.

La clase política boliviana parece olvidar que el Estado es ineficiente y olvidan de manera generosa que son los individuos los cuales son los que desarrollan el lugar donde viven. Tanto Santa Cruz como Chuquisaca en caso de que fueran realmente autónomos, tendrían la capacidad de dar incentivos impositivos, los cuales serían impuestos bajos para que los individuos vayan a invertir a las regiones correspondientes y así crear empleo formal y mejorar la calidad de vida de sus habitantes. Desgraciadamente, no es así y el discurso de parlamentarios, autoridades regionales y gran parte de la población es clamar por la renta petrolera pensando ingenuamente que de esa manera el gobierno regional llevará el desarrollo y progreso que tanto añoran y necesitan. Los representantes políticos no tienen la capacidad de pensar que los bolivianos vivimos en un infierno fiscal, que el Estado sufre de gigantismo y que todas las acciones que toma el gobierno central, las gobernaciones y los municipios no son inversiones, sino, gasto público. Parecen desconocer que las instituciones estatales no generan ganancias, que simplemente gastan dinero que les llega de los impuestos de los ciudadanos, las empresas y de la explotación de los hidrocarburos.

Nuestros representantes políticos de cualquier nivel del Estado parecen desconocer que el comercio informal es parte de la política estatista la cual pone muchas trabas para la creación del empleo formal y no así como repiten sin ningún tipo de razonamiento, que es un problema de educación.

Incahuasi es la más clara muestra de que nos gusta fomentar nuestra pobreza, quitarle a los individuos la capacidad creadora y enseñarnos a todos a que el Estado en un acto benevolente nos de unos cuantos pesos para sentirnos mejor y protegidos. Bolivia con estas actitudes se encuentra una vez más postergada, y lo único que nos dice que somos ricos es la propaganda gubernamental.

Nuevamente, estamos recorriendo el camino para que Bolivia una vez más se nos muera. O cambiamos de paradigma y tomamos cada uno de nosotros nuestro destino, o vamos a paso certero hacia el desastre.


[*] Politólogo

jueves, 22 de febrero de 2018

Bolivia 21F: la victoria pírrica de la ciudadanía





Jorge Roberto Márquez Meruvia[*]

Tras dos años del referéndum constitucional llevado a cabo el 21 de febrero de 2016 donde los ciudadanos le dijeron no al régimen de Evo Morales de ir a otra elección nacional y tras la luz verde que le dio el Tribunal Constitucional Plurinacional el 28 de noviembre del año pasado para ser reelegido de manera indefinida bajo la excusa de la prevalencia de convenios internacionales sobre la Constitución Política del Estado, habilitando la repostulación de Evo Morales y Álvaro García Linera para los siguientes comicios electorales generales los ciudadanos salieron el 21F a las calles manifestando su malestar mediante un paro nacional, marchas y bloqueos. Más allá de los análisis exitistas y del redundante discurso de la victoria ciudadana en la calles contra el régimen es momento de bajar de la nube de la victoria pírrica y ver de manera fría el escenario político.

Según el Índice de Desarrollo Democrático de América Latina países como Venezuela y Bolivia son democracias y no dictaduras. Ya que existe división de poderes: ejecutivo, legislativo, judicial y electoral. No son regímenes de partido único, existe una oposición (inerte e inútil) contra el gobierno constituido. Los ciudadanos salen libremente a protestar, incluso lo hacen frente al presidente en un evento como el Dakar como lo hizo el piloto boliviano Leonardo Matínez pidiendo el respeto de la constitución y el referéndum.

En Bolivia estamos bajo una tiranía muy inteligente que utiliza la democracia a conveniencia y la ciudadanía utiliza formas de protesta muy convencionales como la de finales de los 70's del siglo XX. Parece que no nos damos cuenta que el método de lucha no funciona, si fuera efectivo Nicolás Maduro hace mucho ya no sería presidente de Venezuela debido al centenar de protestas en las calles contra su gobierno. Empero, teniendo el ejemplo del país caribeño los bolivianos insistimos en las protestas tomando las calles con paros, marchas y bloqueos. Parece que una maldición estuviera sobre nosotros.

¿Qué mal sufrimos entonces? La respuesta es simple: la apolítica. El régimen en 12 años se ha empeñado en hacernos pensar que el quehacer político es execrable. Activistas y plataformas ciudadanas parece que le han tomado la palabra al gobierno y sus protestas tal como lo mencionó el Rector de la Universidad Mayor de San Andrés en una multitudinaria manifestación en defensa del referéndum es que la movilización no es política y que esto es una muestra del empoderamiento ciudadano. Olvidando generosamente, que el ciudadano goza de derechos políticos y debe ejercerlos. Lamentablemente, la masa en las calles no goza con representación política y esto es muy conveniente para Evo Morales y el Movimiento Al Socialismo.

En nuestra historia reciente Carlos Mesa Gisbert menciona en Presidencia Sitiada: memoria de mi gobierno que Gonzalo Sánchez de Lozada utilizó la paradoja del objeto inamovible y la fuerza irresistible para explicar los sucesos que pasaron en febrero y octubre de 2003. El 17 de octubre se dio el choque de la fuerza irresistible contra el objeto inamovible, donde la fuerza quebró al objeto. A partir de ése momento se configura el actual escenario político boliviano. La fuerza irresistible tenía representación política: Evo Morales y el Movimiento al Socialismo; al igual, que el objeto inamovible era Gonzalo Sánchez de Lozada y la cúpula del Movimiento Nacionalista Revolucionario. Tal escenario es muy lejano hoy. Los partidos políticos de la oposición no logran cautivar a la multitud descontenta, tampoco logran generar una propuesta diferente a la gubernamental. Unidad Demócrata la alianza opositora se encuentra conformada por Unidad Nacional (perteneciente a la Internacional Socialista) y el Movimiento Demócrata Social (partido socialdemócrata).

Al no existir una propuesta diferente el escenario político boliviano se resume en la lucha de la izquierda revolucionaria en el poder contra la izquierda deslactosada donde el Estado es un botín político donde la administración pública anda en expansión a costa de la población y la ciudadanía descontenta sin representación política parece esperar una propuesta liberal que no existe en el sistema político.



[*] Politólogo