Jorge
Roberto Marquez Meruvia[*]
Luis H. Antezana en un breve ensayo titulado “Sistema y proceso
ideológico en Bolivia” menciona que existe una episteme ideológica que tiene
como base el “nacionalismo revolucionario”, siendo este el operador ideológico
el cual es oscilante como un péndulo en el espectro político comunicando sus
extremos: el nacionalismo (derecha) y lo revolucionario (izquierda). Comienza
su gestación en el periodo de la Guerra del Chaco y se convierte en un discurso
hegemónico a partir de la revolución de 1952. A partir de la victoria del MNR
en abril el “nacionalismo revolucionario” es el camino hacia el centro de poder.
En el aspecto discursivo nos habla de la alianza de clases, donde todos se
encuentran incluidos, pero en la realidad, simplemente instrumentaliza los
intereses de las clases dominantes. Los obreros responden al ala izquierda,
mientras que el campesinado es el freno cuantitativo de estos primeros y al ser
mayoría demuestran su fuerza a través del voto.
Tal escenario descrito por Antezana todavía parece encontrarse vigente y
por el momento no existen nuevas condiciones ideológicas, esto no quiere decir
que en un futuro sean producidas. A continuación, vamos a describir las
posiciones dentro el espectro político de los principales contendientes a las
elecciones generales de octubre. Debemos recordar que como nos encontramos en
un período de campaña bastante largo los principales competidores por el
momento se moverán por todo el espectro que recorre el péndulo ideológico.
Comunidad Ciudadana y el Movimiento Al Socialismo se encuentran en una
cruzada de largo aliento, donde ambas fuerzas políticas van a intentar ampliar
su base de voto duro. El MAS busca más sectores fieles como la Confederación Sindical
de Comunidades Interculturales Originarios de Bolivia bajo el control de los
cocaleros del Chapare; en contraposición la alianza Comunidad Ciudadana cerró
una alianza con Bolivia Somos Todos. Ambos, lo hacen para obtener la mayor
cantidad de votos en el área rural. Aunque por el momento no cuentan con un
proyecto, los dos van recorriendo el espectro político recogiendo todo lo que
creen conveniente y necesario, aprovechan así el movimiento del péndulo para
tratar de adherir la mayor cantidad de apoyo posible más allá de los votos
duros con los que cuentan. Al comenzar la recta final de la campaña electoral
es muy posible que estos contendientes se encuentren en una intersección dentro
del espectro político, donde nos den a conocer una propuesta similar con
algunos matices (centro de poder). La única diferencia significativa de ellos,
sería de orden estético. Como nos encontramos a las puertas de un escenario
cada vez más polarizado, tanto Comunidad Ciudadana y el MAS tienen la
posibilidad, ya sea de llegar, o quedarse en palacio con una victoria en
primera vuelta con el porcentaje justo y necesario.
Los Demócratas van manejando de
manera interesante el discurso del desarrollo cruceño intentando sin fortuna
abandonar el péndulo ideológico. Olvidan generosamente que el desarrollo del
cual hablan se debe a los fondos destinados de la COMIBOL al oriente boliviano
en la revolución movimientista, el 11% de las regalías para la región y al plan
Bohan creado antes de los 50’s del siglo XX. Edwin Rodríguez, el candidato a
vicepresidente es el nexo con el área rural. No tienen como intención ganar las
elecciones, por tal motivo va Óscar Ortiz de candidato y no el jefe de partido
Rubén Costas (quien posiblemente vaya a terciar en la contienda municipal de
Santa Cruz de la Sierra). Su objetivo es tratar de ingresar a la Asamblea
Legislativa Plurinacional la mayor cantidad de curules posible. Saben que son
un partido regional que tiene la esperanza de convertirse en un referente
nacional. Por otra parte, Unión Cívica Solidaridad al verse en la obligación de
participar opta por intentar posicionarse sin éxito a la derecha con un
discurso conservador y mojigato, para tal efecto es Humberto Peinado, un pastor
evangélico quien va por la vicepresidencia y Víctor Hugo Cárdenas es el puente
con el campesinado.
La clase política va dejando de
lado a lo que podemos denominar lo neo-nacional popular (nacional comercial),
ya que dentro del nacionalismo revolucionario el campesinado se encuentra
estancado e inamovible. El peso de la realidad nos demuestra lo contrario, ya
que la migración entre campo y ciudad fueron gestando a la burguesía chola. Tal
burguesía puede dividirse desde la economía de subsistencia, hasta el mover
mercancías por todo el territorio boliviano y que se encuentra en contacto con
el mundo. Tanto para el oficialismo como para la oposición son vistos con
desdén, para el primero, simplemente sirven para lo ritual y folclórico; para
los segundos, no gozan con el capital simbólico necesario.
Lo neo-nacional popular es
quien en las próximas elecciones de octubre y 2025 definirá quienes llegaran a
palacio y que más allá del capital económico que atesoran, buscan el capital
simbólico necesario para llegar a posiciones importantes dentro del Estado. Es
momento de ver a esa Bolivia que ignoramos por mitos y prejuicios.
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