Jorge Roberto Marquez Meruvia*
Hablar de federalismo en
Bolivia no es algo novedoso, es un hecho continuo en nuestra historia. El
primer ideólogo del federalismo en el país es el cochabambino Lucas Mendoza de
la Tapia, quien en la Convención de 1871 propone cambiar el Estado unitario por
uno federal. Para Mendoza de la Tapia el centralismo (unitarismo) era: “la corrupción institucional y el origen de
las tiranías, como de las revoluciones”. La propuesta de los representantes
de Cochabamba fue desechada por 32 votos contra 20. Sin embargo, a la cabeza de
Nataniel Aguirre y otros ilustres de la época, crearon el periódico “El
Federalista”.
La fuerza del ideal
federal llega a la capital oriental el 25 de diciembre de 1876 y mediante
cabildo se declara la “Junta Superior del Estado Federativo Oriental” donde
jugó un papel muy importante Andrés Ibáñez, quien fuera la cabeza del
“Movimiento Igualitario”. La federación reconocía el gobierno del Presidente
Hilarión Daza e intentaba establecer un ordenamiento político paralelo al
centralista y unitario. Ibáñez es posteriormente capturado, siendo fusilado el
1 de mayo de 1877.
La guerra federal fue ocasionada
por la “Ley Radicatoria” firmada por el Presidente Severo Fernández Alonso y la
fuerte disputa entre los conservadores y liberales. Los primeros afincados
fuertemente en Sucre y los segundos en La Paz, también, fue un conflicto
económico donde los comerciantes del norte tenían fuertes conexiones con el
mercado peruano y la explotación de minas de oro que eran más gravitantes que
el mal momento que pasaba la minería de la plata. El resultado fue la victoria
de los militantes del partido liberal a la cabeza de José Manuel Pando,
instalando la “Junta Federal de Gobierno”. La paradoja es que la asamblea que
le entrega la presidencia a Pando, deja de lado el debate federal y adopta la
constitución de 1880 que es unitaria, centralista.
Dando un salto en el
tiempo, en la década de los 90’s del siglo XX la “Ley de Participación Popular”
tenía como objetivo el descentralizar el Estado y la creación de un centenar de
municipios. El proceso autonómico iniciado en 2004 podríamos considerarla como
una evolución abrupta de la “Participación Popular”. Ante el fracaso de la
autonomía al ser absorbido por el gobierno central y no dar soluciones ante las
necesidades socio-económicas en Potosí el año 2010 resurgió el grito de
federalismo.
El Cabildo del 4 de
octubre en Santa Cruz no solamente vuelve a tomar la bandera del federalismo,
sino, que le agrega otros dos pilares: democracia y libertad. Ante el
autoritarismo del gobierno central y el desconocimiento de los resultados del
referéndum del 21 de febrero, la consigna es clara: sacar al tirano del poder.
Una vez fuera la oligarquía centralista azul, vendrá un gobierno de transición
donde vamos recuperar la democracia y las libertades que son la base del
federalismo.
¿Por qué el federalismo? Porque
el federalismo es la unión en realidades distintas, porque es integrador y
plural, porque responde a una necesidad de la bolivianidad y es el estar juntos
con un fin común y de resguardo de la identidad de cada una de sus regiones y
porque es el pilar para la construcción de instituciones comunes para
fortalecimiento mutuo y de respeto en lo que los distingue. El federalismo es
autogobierno y un gobierno compartido entre todas las partes de la federación.
Por tal motivo los bolivianos seguimos gritando ¡federalismo ya!
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