Jorge Roberto Marquez Meruvia*
El gobierno transitorio se apoya en la ley de prórroga
de mandato, fue sancionada por la Asamblea Legislativa Plurinacional, que
también eligió a los vocales del Tribunal Supremo Electoral y la ley para las
elecciones generales salieron del Parlamento. Todas promulgadas por la
presidente Añez. No caben dudas de que más allá de las tensiones políticas por
las cuales pasa el gobierno transitorio, el camino se encontraba marcado. Las
elecciones deben llevarse el año 2020, así lo dicta la ley. La ampliación de
mandato no solamente es para el gobierno central, sino que también para las
gobernaciones y municipios.
El 3 de mayo debían llevarse las elecciones generales,
pero debido a la pandemia del COVID-19 tuvieron que ser postergadas. El
calendario electoral sufrió un freno, debido a las medidas gubernamentales para
evitar el colapso del sistema de salud por causa del coronavirus (cuarentena).
Una nueva fecha para las elecciones era necesaria. Tras el planteamiento del
Tribunal Supremo Electoral de 120 días para llevar a cabo la elección, la
Asamblea Legislativa modificó la ley presentada y en ambas cámaras fue sancionada
para llevar la elección en 90 días. Tras la respuesta negativa del Órgano
Ejecutivo, la cabeza de la Asamblea tuvo la oportunidad de promulgarla.
Independientemente de la pandemia y la crisis
sanitaria que vivimos, estamos en año electoral. La política dentro de
cualquier conflicto que atravesó la humanidad jamás ha cesado. Para
ejemplificar esto vamos a describir lo que el profesor Maurizio
Viroli en una biografía sobre Nicolás Maquiavelo indica, en un supuesto sueño
del pensador florentino: “Dijo haber visto en sueños a una multitud de hombres,
mal vestidos, de aspecto mísero y que daban muestras de sufrimiento. Les
preguntó quiénes eran, y ellos les contestaron: «Somos los santos y los beatos,
vamos camino del paraíso». Vio después a una muchedumbre de hombres de aspecto
noble y grave, ataviados con ropajes solemnes y que solemnemente debatían
importantes problemas políticos. Entre éstos reconoció a los grandes filósofos
e historiadores de la antigüedad, que habían escrito obras fundamentales sobre la política y los estados: entre ellos
Platón, Plutarco y Tácito. También les preguntó quiénes eran y hacia dónde se
dirigían. «Somos los condenados del infierno».
Tampoco podemos olvidar la sentencia de Max Weber:
“También los cristianos primitivos sabían muy exactamente que el mundo está
regido por los demonios y que quien se mete en política, es decir, quien accede
a utilizar como medios el poder y la violencia, ha sellado un pacto con el
diablo, de tal modo que ya no es cierto que en su actividad lo bueno sólo
produzca el bien y lo malo el mal, sino que frecuentemente sucede lo contrario.
Quien no ve esto es un niño, políticamente hablando”.
Ambos órganos del Estado van jugando en el escenario
político, la intención de la Asamblea no es la elección, sino la de politizar
el momento y de reactivar el periodo electoral. Esto despierta a todos los
actores que van tras la silla presidencial, que van a tomar cualquier pequeño
desliz del Ejecutivo para hacer campaña y realizar diferentes críticas sobre el
manejo de la crisis. Otros por su parte, se apoyaran en el malestar social y
trataran de desestabilizar al gobierno, seguramente esperan sacar un resultado
positivo, pero no gozan de empatía con su causa y además, se puede fácilmente
asociar esas acciones con un candidato en particular.
El escenario político ya se encuentra electoralizado y
negar tal situación equivale a la acción infantil de no querer ver la realidad.
Quienes llevan las riendas del Ejecutivo llevan ventaja no solamente en la preferencia
del voto, sino que se reconoce su labor en el manejo de la crisis sanitaria
pese a las dificultades que existen en el tema de salud en el país. Así lo
muestran dos encuestadoras. Obviamente, esto se puede modificar y cada uno de
los actores debe estar muy consciente de las acciones que vaya a tomar.
El camino hacia la toma de poder no va a detenerse y
los políticos deben actuar al respecto. No
caben dudas, de que la política es una profesión. De nada sirve dedicarle años
de tú vida, sí llegado el momento sigues improvisando a ser político.
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