Jorge Roberto Marquez Meruvia[*]
El filósofo alemán Jürgen Habermas en su “Teoría de la
acción comunicativa” observa que la manera de interrelación social del ser
humano cambia de manera más que drástica. De una sociedad que se basaba bajo la
idea de ritos y el aprecio de lo sagrado al gran salto del uso del signo lingüístico,
con ayuda del pensamiento racional las “verdades” adoptadas por las diversas
sociedades son sometidas a la crítica. Esas ideas, esas verdades gracias a los
medios de masas van creando ciertas costumbres y así inicia la reproducción
cultural. También, menciona que en la evolución histórica mencionada
anteriormente los medios consideran una distinción importante: “lo público” y “lo
privado” como dos esferas muy diferentes. Para ejemplificar “lo público” serían
noticias de interés común como ser la interpelación de un ministro de Estado
ante el Parlamento. “Lo privado” vendría a ser lo que hacen en sus vacaciones
los “famosos” del medio local, nacional, o internacional y que no son de interés
público. Así como no sería de interés público el color favorito de algún
gobernador o alcalde.
La globalización, fenómeno que nos tiene a todos
conectados a hecho que la información que otrora se movía lentamente, ahora lo
hace con total rapidez y gracias a los sistemas expertos y las redes sociales
la información se encuentra a un “click” de todos nosotros. Sin embargo, no
todo es información de carácter público y gran parte de la información se
encuentra en la esfera de “lo privado”. Guy Debord en “La sociedad del espectáculo”
menciona que el espectáculo es una imagen invertida de la sociedad, es una
sociedad mediada por imágenes. Lo que muestra no es la realidad, sino más bien
una placida ficción.
Giovanni Sartori es un poco más apocalíptico, en “Homo
Videns: la sociedad teledirigida” nos dice que el Homo Sapiens es ya un
recuerdo sin sentido y que el mundo en el vivemos se encuentra dominado por el
Homo Videns, el hombre que simplemente ve y cree en lo que ve. La reflexión se
convierte trágicamente en un ejercicio del pasado, el hombre ha dejado de lado
el pensar y simplemente cree en lo que los medios de comunicación en una
sociedad de masas le ofrecen.
Los productores de los espacios informativos y
las famosas revistas matinales saben muy bien que no importa el contenido de
sus espacios. Simplemente ofrecen lo que podemos denominar periodismo prêt-à-porter para el consumidor
(televidente).
Los ya mencionados espacios televisivos pasan la
semana con tres temas centrales: la crónica roja, la crónica rosa y los
accidentes de tránsito. El crimen y todo lo que podemos relacionarlo ocupan más
del 75% de los informativos; el porcentaje restante es campeado por los
accidentes de tránsito los cuales aburren hasta el cansancio, ya que son
recurrentes, cosas como por ejemplo el exceso de velocidad, el mal uso del
cinturón de seguridad o, en el mejor de los casos gente imprudente que al estar
delante de un volante decide beber alcohol en exceso y conducir; la crónica
rosa también tiene un sector relevante, la farándula tiene sectores generosos
que nos tienen al borde de nuestras emociones.
Los periodistas simplemente siguen órdenes de los
productores y su trabajo se convierte en colocar los micrófonos en boca de sus “entrevistados”;
olvidando completamente que los “entrevistados” también tienen derecho de no
dar ningún tipo de declaración a la prensa. No debemos olvidar que esos
espacios informativos cuentan con simples presentadores. Una red nacional puso
en evidencia que no importa lo que pase en pantalla, todo se puede solucionar
con una bolsa de orégano.
Hace ya un par de semanas Fernanda Gomez una estudiante
de la Universidad Católica Boliviana, pudo poner en evidencia el trabajo de los
periodistas, los cuales hacen todo por una primicia y no tienen la capacidad de
formular preguntas al respecto. Ella, sostenía un letrero que era parte de una
protesta ficticia sobre el cierre de un centro nocturno. La reacción de los
periodistas fue dejarse llevar por el rumor, por etiquetarla y pocos fueron los
que se acercaron y acertaron a hacerle preguntas sobre lo que estaba haciendo.
¿Será que el periodismo ha perdido la capacidad
crítica que necesita toda sociedad y ahora simplemente les interesa crear
productos vacíos de consumo para la sociedad de masas?
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