sábado, 23 de julio de 2016

El mal en política




Jorge Roberto Marquez Meruvia[*]

En caso de que lleguemos a proponer dentro del campo de la filosofía la idea de una voluntad maligna, estoy seguro que me ganaría la antipatía de Kant, Hegel e incluso Schelling. La noción de una negatividad positiva sería poner en cuestión el rechazo expresado por el idealismo alemán. Sin embargo, en el campo de la política es menos complicado evidenciarlo y explicarlo. Debemos empezar exponiendo que el ideal del mal es atemporal y tiene diversos significados. Desde el punto de vista teológico la tradición judeocristiana nos da ejemplos del mal en acción, por ejemplo, la serpiente que tiene la capacidad de convencer a Eva y Adán de probar del “fruto prohibido” o, Caín dando muerte a su hermano Abel. También, podemos mencionar el mito de Prometeo, el cual a ojos de los dioses del Olimpo comete un gran pecado: darle el fuego a los hombres. Sócrates era considerado el mal hecho carne, ya que se lo acusaba de pervertir a la juventud y negar a los dioses. Cuando los nobles en la Inglaterra de mediados del siglo XVIII empezaron a quedarse sin súbditos (ya que estos pasaban a ser obreros), la revolución industrial comenzó a personificar el mal. Napoleón I fue considerado por gran parte de las monarquías de Europa como un demonio que arrasaba con las viejas costumbres de las aristocracias.

El siglo XX pone de una manera cruel y sangrienta el mal en política. Bajo la idea de que el pensamiento racional libera al hombre y hace libre al individuo, el advenimiento del totalitarismo ha demostrado que el hombre es maleable y bajo el embrujo de líderes carismáticos puede seguir sin cuestionamiento la conducta gregaria de la masa. Otto Dietrich zur Linde, personaje de Jorge Luis Borges, pone en evidencia que tras el final de la segunda guerra mundial gana el mal, debido a que gana la violencia… “¿Qué importa que Inglaterra sea el martillo y nosotros el yunque? Lo importante es que rija la violencia, no las serviles timideces cristianas. Si la victoria y la injusticia y la felicidad no son para Alemania, que sean para otras naciones. Que el cielo exista, aunque nuestro lugar sea el infierno.” Los fascismos y el estalinismo han demostrado la crueldad del que pueden ser capaces los regímenes totalitarios. Cabe mencionar que los fascismos y el estalinismo no pregonaban en sus discursos el mal, según sus ideologías luchaban por un bien mayor. Claro ejemplo, son los campos de exterminio de los nazis para acabar con los judíos y las millones de muertes en gulags para expandir el socialismo en el mundo.

En América Latina y en particular en Bolivia es Carlos Montenegro quien supo manejar hábilmente la dicotomía del bien y el mal. En su obra postulaba que los representantes del bien, eran aquellos que luchaban por la nación; en contraposición, los representantes del mal era la rosca minero-feudal y los denominaba de anti-nación. Para los partidarios del Movimiento Nacionalista Revolucionario (los buenos) Hochschild, Patiño y Aramayo eran la encarnación del mal. Gran parte de la política boliviana y de gran parte del tercer mundo se mueve bajo este esquema de amigo-enemigo. El actual gobierno debe dar las gracias a los antihéroes que les pavimentaron el camino hacia el poder. El mal, es para nuestros gobernantes: los gobiernos neoliberales y el imperio norteamericano. Para el ámbito autonómico regional, el mal, es el poder del Estado centralista. Empero, de los males que se pueden observar en la sociedad boliviana es la ineptocracia galopante de sus élites políticas en todos los niveles del Estado, donde la inteligencia creativa ha sido proscrita.

¿Será qué pronto nos desharemos de nuestro males y podremos salir del escenario tribal y trivial en el cual vivimos?         
  



[*] Politólogo 

miércoles, 20 de julio de 2016

Una Fisura




Jorge Roberto Marquez Meruvia[1]

La manera más conveniente de llegar a definir una fisura sería la siguiente:

“Ir más allá de lo cotidiano.
Restarle crédito a la mezquindad de lo habitual.
Y también abordar, desde una perspectiva
generosa, los temas convencionales.”

Una fisura es una excusa perfecta para caerse del tiempo y romper con los hábitos cotidianos, dejar de lado la mezquindad y la ordinariez en las cuales nos desenvolvemos día a día. Salir por un momento de ese macabro escenario que nos rodea. Tal ejercicio, tiene la pretensión de hacer de los pequeños instantes eternos. Llegar a caer del tiempo es un ejercicio que en parte tiene unos tintes de anarquía, es el evidenciar que por momentos dominamos el inescrupuloso tiempo. En parte mi interlocutor demostró que “llevaba una buena vida”, era ético el convertir en actos lo que pregonaba. Había modificado la hora de las comidas, un ser singular, que en una especie de ritual acababa su día con la cena; los almuerzos, habían pasado a ser proscritos, en cierta forma la comida del medio día fue condenada al ostracismo.

La reunión había sido planificada hace ya un par de meses; sin embargo, el café que se planifico iba llevarse a cabo en los andes quedo postergado. Tuve que llegar a los llanos para poder encontrarnos. Empero, antes de comenzar la travesía hacia el oriente, él tuvo la gentileza de hacerme llegar por intermedio de un amigo común “Sócrates y los tigres azules”. Al principio, el libro debía de ser enviado por correo regular pero, él no pudo superar el terror kafkiano de enviarlo por las vías de la burocracia de uso. Una vez reunidos descubrimos gratamente que al parecer, en una esquina borroneada de alguno de los manuscritos (de un apócrifo informe de Brodie), hay una referencia a la batalla de Maldon, con la idea de que salvando a un poeta, se pueden tener noticias de dos caídos del tiempo, los cuales tenían como encuentro el río Blackwater. Una historia similar es descrita en la Crónica de Peterborough.

        Al caer del tiempo sentimos la amenaza de la inmortalidad y nos dimos cuenta que para existir, necesitamos simplemente un poco de carne asada con sal. También, volvimos a hacer la misma revelación acompañada con la sorpresa del descubrimiento: “Que la historia hubiera copiado a la historia ya era suficientemente pasmoso; que la historia copie a la literatura es inconcebible…”, entonces empezamos a hablar sobre los símbolos que nos rodean y que de manera cruel y atolondrada marcan la existencia de la masa. Casi como en un sueño del cual no se puede despertar y al encontrarnos adormecidos comenzamos a ver estructuras que tenían un glorioso pasado. El ayer como si tuviera la cualidad de atormentarnos nos muestra nuestro derruido presente. La “casa de la democracia” nos recordó al guardián incómodo del presente de nuestra democracia. Las ruinas eternas que no caerán para martirizarnos en silencio cada vez que la contemplamos. Es posible que el Alpeh se encuentre entre las ruinas, pero, nuestro miedo nos mantiene afuera, ya que no tenemos la valentía de vernos desde todos los puntos del universo.


Nos dimos cuenta que tanto en el ámbito tribal (nacional) y trivial (regional) “la filosofía provoca. La Política, decreta…” y tal como dictamino Luis XIV “no hay nada nuevo bajo el sol”. El escepticismo que compartimos no deja que tomemos partido por las “novedades” que se van repitiendo en el tiempo. Al momento de irme no nos dijimos adiós, sabiendo que pronto nos iríamos a encontrar y con la firme esperanza que esta vez nos acompañara un instigador a la rebeldía.    



[1] Politólogo 

sábado, 16 de julio de 2016

Sobre la enfermedad de la universidad pública




Jorge Roberto Marquez Meruvia[*]

Jorge Luis Borges mencionaba en una de sus clases dictadas en la Universidad de Belgrano lo siguiente: “De los diversos instrumentos del hombre, el más asombroso es, sin duda, el libro. Los demás son extensiones de su cuerpo. El microscopio, el telescopio, son extensiones de su vista; el teléfono es extensión de la voz; luego tenemos el arado y la espada, extensiones de su brazo. Pero el libro es otra cosa: el libro es una extensión de la memoria y de la imaginación”. Para él, su concepción de paraíso era muy particular, era una biblioteca. Para comprender los problemas que suceden ahora con la Universidad Autónoma Gabriel René Moreno, dilemas, los cuales son parte de toda la universidad pública en su conjunto existe un texto el cuál debería ser revisado por el público en general.

Octavio Gutiérrez Figueroa y Enrique Fernández García publicaron Universidad Enferma en diciembre de 2003. Sus autores mencionan en sus páginas… “es un libro concebido como un instrumento con el cual, pretendemos hacer llegar hasta la conciencia de nuestros lectores, la difícil situación por la que atraviesa una institución tan importante como es la Universidad Pública en Bolivia. Anhelamos que cada quien a su turno, y en la medida de sus posibilidades, pueda contribuir a nuestro propósito de que todo lo que en él se describe, se encamine al urgente y necesario cambio de actitud de quienes son y serán parte de este problema”. El libro es un examen sincero e incómodo de sus protagonistas, surgió del seno universitario para constituirse en una autocrítica que debería de ser tomada en cuenta.

Los temas tratados son tan reales como los personajes que cobran vida en los recintos de la universidad boliviana. Sin temor y de manera frontal describen todos los males que se adueñaron de la universidad. Evidencian que existe una fuerte crisis dentro las universidades públicas, lo lamentable, ante tan negro panorama, es que nadie hace nada para cambiar ese macabro escenario. La mediocridad, el facilismo, el desinterés, la inútil burocracia y el infantil centralismo son factores que crean las herramientas para que siga creciendo la inagotable corrupción.



La obra parece relatarnos a personajes fantásticos, los cuales desgraciadamente se encuentran dentro de la universidad y son tan reales como nosotros mismos. Burrócrato, Brutócrato, Lisonjero y Autoridad son personajes comunes casi inherentes al sistema de la universidad pública. También, es digno de mención la cátedra de Platero, quien es un docente que se encuentra dictando una cátedra gracias a una “concesión política, contraprestación de un tráfico ilícito patrimonial, o, como premio de las infames horas que sirvió (en los actos proselitistas) a su acéfalo adalid. Y es que, este humano cerril, es fervoroso en el momento de perseguir una carga horaria”.

Las actitudes observadas son parte viva de la universidad pública, en parte es un reflejo de nuestra sociedad, reflejo que evitamos ver y del cual somos acríticos. Cuando ocurren los conflictos electorales dentro los predios universitarios, nos sorprendemos con facilidad, nos aterramos no solamente de la agresividad, sino también, del sin sentido atolondrando que domina a los protagonistas. Nuestro terror es fácil de explicar, es el reflejo de cada uno de nosotros en total desnudez, con la capacidad de ver engrandecidas nuestras miserias. Obviamente, no haremos nada. Tenemos la capacidad de olvidar, posiblemente porque el hecho de reflexionar y solucionar los problemas de la universidad es una pérdida de tiempo, y que no tiene ningún tipo de valor. La definición de democracia de la universidad pública se convierte en el argumento clásico que fue recogido por Herodoto: “Nada hay [...] más insolente en el querer que el vil y soez populacho” que “a manera de un impetuoso torrente lo abate y arrastra todo”.

En el fondo los males de la universidad pública, son los males de nuestra sociedad.      
     



[*] Politólogo 

jueves, 14 de julio de 2016

El otro informe de David Brodie




Jorge Roberto Marquez Meruvia[*]

Fue gracias a la ardua búsqueda de Paulino Keins en los catálogos realizados por madame Henri Bachelier y con el financiamiento de Simón Kautzsch que llegaron a mis manos una serie incompleta de manuscritos. Sobre el autor de dichos manuscritos conocemos que los firma David Brodie, sabemos que él, “fue un misionero escocés, oriundo de Aberdeen, que predicó la fe cristiana en el centro de África y luego en ciertas regiones selváticas del Brasil, tierra a la cual lo llevaría su conocimiento del portugués. Ignoro la fecha y el lugar de su muerte”. Hasta donde sabemos, la parte que traduciremos de éste informe no fue jamás publicado.

Debemos advertir al lector que los documentos a los cuales hacemos referencia se encuentran desgastados por el tiempo y entre páginas rasgadas encontramos relatos singulares. Por ejemplo, podemos mencionar que en un par de páginas menciona la historia de Otto Dietrich zur Linde, quien nació en Marienburg. Debido al mal estado del manuscrito, es imposible encontrar fechas para saber de los eventos que describe; sin embargo, entre las partes destacables mencionan la creación de un nuevo orden mundial, donde predomina la violencia… “Se cierne sobre el mundo una época implacable. Nosotros la forjamos, nosotros que ya somos su víctima. ¿Qué importa que Inglaterra sea el martillo y nosotros el yunque? Lo importante es que rija la violencia, no las serviles timideces cristianas. Si la victoria y la injusticia y la felicidad no son para Alemania, que sean para otras naciones. Que el cielo exista, aunque nuestro lugar sea el infierno”.

También encontramos referencias que pueden ser de nuestro interés, mencionan los manuscritos a dos “caídos del tiempo” que según referencias de Brodie, quien no logra recordar el nombre del país al cual pertenecen, nos da datos que pueden situarnos geográficamente. Menciona que en la parte oriental de la que se denominaba como la Real Audiencia de Charcas, en cuya ciudad se encuentra la Basílica de San Lorenzo nacieron dos “caídos del tiempo” que tienen vocación de universales.

Sobre el primero, encontramos al parecer una sentencia: “En el estilo hay una huella singular, indeleble, que es lo contrario del desierto de la turbamulta, anónimo y demagógico. Se pueden encontrar estilos en la Política, ciertamente, pero son trazos de pulsiones más o menos filosóficas o literarias; una suerte de ecos que provienen de una naturaleza calumniada…”. Según el manuscrito podemos describir al primer personaje con el fragmento de un poema de Jorge Luis Borges que fue hecho en honor a Alfonso Reyes -el autor nos hace una advertencia, al momento de escribir los versos lo hace de memoria-.

Sabe bien aquel arte que ninguno
supo del todo, ni Simbad ni Ulises,
que es pasar de un país a otros países
y estar íntegramente en cada uno.

Nuestro segundo personaje, tal como menciona el informe, multiplico su voz en el ágora y sobre su obra podemos recalcar un pequeño párrafo: “El pensador tiene que ver sus ideas como una obra capaz de ser apreciada por los individuos, evitando reprobar a quien no le conmuevan. El mérito de que nuestro parecer sea realzado por su veracidad, total o parcial, puede juzgarse legítimo cuando las personas han decidido libremente apoyarlo”. Instigador de la rebeldía, llevaba como bandera la defensa de la soberanía individual y la alegría de ser apátrida. Descubrió gracias a un colombiano y una noruega que ser de algún lugar “es un acto de fe”.

Al terminar el relato, se menciona que estos dos personajes eran compañeros de Alejandro Ferri y miembros del Consejo del Mundo y que ambos sabían que “un hombre singular sabe que la Historia lo odia en forma irreconciliable y asesina”.  



[*] Politólogo 

lunes, 11 de julio de 2016

Así somos, por qué nos quejamos



Jorge Roberto Marquez Meruvia[1]

Sabemos que la situación de Bolivia es catastrófica, pero, no es sería, tenemos el consuelo de que la situación es divertida. Debemos tener la capacidad de poder ver el escenario en perspectiva. Obviamente es un ejercicio muy poco practicado e incómodo, debido que cuando vemos todo el bosque no es de nuestro agrado; sin embargo, al ver que debemos hacer dicho ejercicio paso a describir nuestro panorama: Bolivia se encuentra constituida por tres tradiciones, la primera a) la occidental.- la sociedad boliviana se constituyó y se sigue constituyendo imitando las formas políticas, culturales, tecnológicas, etc., de Europa Occidental y Norteamérica, estos procesos imitativos son incompletos o mal copiados, la ironía del caso es que damos lo mejor de nosotros por copiar sus avances y al mismo tiempo odiamos sus prácticas imperialistas y colonialistas, o lo bien que les sale todo lo que hacen; la segunda, b) la idealización del originario (indígena).- dentro de la mentalidad boliviana por desconocimiento o conveniencia manejamos la idea de que los indígenas viven en contacto con la naturaleza sin hacer daño a nadie y que son buenas gentes, dejando de lado el carácter autoritario que regían en el imperio Inca, los Señoríos Aimaras o las tribus nómadas del oriente; la tercera c) la tradición ibero-católica.- nuestros colonizadores no eran grandes hombres, simplemente eran presidiarios (Almagro), puerqueros (Pizarro) o pobres que venían a buscarse una nueva vida a las américas. Ellos trajeron sus prácticas como por ejemplo: la informalidad, el machismo, la corrupción, etc.

Los anteriores tres pilares mencionados y explicados son las columnas que rigen a la bolivianidad hasta hoy, es muy difícil pensar en un cambio que venga desde "el Estado llano" ya que estos se mueven de acuerdo a estos pilares, peor aún desde arriba porque nuestros representantes son un reflejo social de nosotros mismos; no podemos olvidar que en los 90's del siglo XX se intentaron procesos de institucionalización que fueron corrompidos por nuestra mentalidad. 

De nada sirve negar lo que somos, ya que culturalmente bailamos la morenada, defendemos a raja tabla la diablada y tanto en occidente y oriente celebramos el carnaval como una de las fiestas más grandes del país, la cual la ensayamos con meses de adelanto y coronamos sus reinas.

Nuestra democracia ha pasado de ser un ejercicio de elección de representantes a resignarnos a elegirlos. No importa quién gane o pierda, dudo en que nuestra sociedad cambie. Nos gusta vivir así, parecemos un relato de un teórico de la conspiración cuando nos habla de la falsa elección, cuando la democracia simplemente es una excusa que acepta el ciudadano para entregar el poder a una raza superior espacial conocida como reptilianos, que en nuestro caso no resultaron ser tan geniales ni inteligentes.

Al ser este el escenario creo conveniente que debería colocarse la siguiente advertencia en las salas de parto de todas las maternidades: «Por mí se va a la ciudad del llanto; por mí se va al dolor eterno; por mí se va a la raza condenada. La justicia animo a mi sublime arquitecto, me hizo la divina potestad, la suprema sabiduría y el primer amor. Antes de mí no hubo nada creado, a excepción de lo inmortal, y yo, duro eternamente. Oh! Vosotros que entráis, abandonad toda esperanza».

Los bolivianos nos conocemos muy bien y sabemos cómo somos. Entonces, por qué esperamos actuar de manera diferente y caemos de manera muy ingenua ante los demagogos. Nuestras malas prácticas son un ejemplo no criticado y llevadas a cabo con genuina satisfacción, las elecciones en la universidad pública son el más claro ejemplo. Acaso estamos locos para seguir cometiendo la misma barbarie, esperando diferentes resultados.



[1] Politólogo