miércoles, 8 de abril de 2020

El convenio 132 de la OIT y Bolivia




Jorge Roberto Marquez Meruvia*

Desde el golpe de Estado realizado al Dr. Víctor Paz Estenssoro por el Gral. René Barrientos Ortuño, Bolivia se encontraba en la incertidumbre política. Los militares habían tomado el poder y no lo iban a soltar hasta el 10 de octubre de 1982. En 1970 ejercieron la primera magistratura del país los generales Alfredo Ovando Candía y Juan José Torres Gonzales. Por otra parte el mismo año la Organización Internacional del Trabajo elaboraba el “Convenio 132” que trata y conceptualiza las vacaciones. Siguiendo con los datos históricos, Bolivia es parte de la OIT desde 1919.

La reciente crisis sanitaria no solamente nos ha tomado por sorpresa, sino también, al mundo. El no estar preparados ante la pandemia a nivel global trae a la humanidad distintos desafíos, uno de ellos, qué hacer con los trabajadores. La cuarentena, que es una medida tomada por diversos países alrededor del globo trae consigo consecuencias como la de parar la industria y muchas fuentes de empleo. Parafraseando a Lenin la pregunta que deberíamos hacernos es “¿Qué hacer?”. Obviamente, la respuesta no tiene como base la fe marxista, sino los recursos que tenemos a mano.

La legislación boliviana no conceptualiza las vacaciones, la “Ley General del Trabajo” nos menciona los días de descanso que dependen del periodo trabajado en años, así lo menciona el artículo 44. En el reglamento su artículo 33 nos dice: “La vacación anual no será compensable en dinero, salvo acuerdo mutuo por escrito, y será ejercitada conforme al rol de turnos que formule el patrono.” No es secreto para nadie que en uso de la viveza criolla que nos caracteriza, muchas empresas toman el periodo de cuarentena que estamos viviendo como vacaciones para sus empleados, la legislación al respecto lo permite, ya que las vacaciones pueden ser programadas por el empleador.

Lo anteriormente mencionado parece no haber llamado la atención del ente mayor de los trabajadores, la Central Obrera Boliviana, que no tiene ningún pronunciamiento al respecto en estos últimos 50 años. Sin embargo, la crisis sanitaria que estamos viviendo nos obliga a tomar medidas en pro de los trabajadores. La solución es muy simple Bolivia debe ratificar el convenio 132 de la OIT, que en su artículo 10 dice: “La época en que se tomarán las vacaciones, siempre que no se fije por reglamentos, contratos colectivos, laudos arbitrales o de otra manera compatible con la práctica nacional, se determinará por el empleador, previa consulta con la persona empleada interesada o con sus representantes.” El convenio 132 no solamente conceptualiza lo que son las vacaciones, sino que nos menciona que serán un acuerdo entre partes.

Es importante que ratifiquemos el convenio de la OIT debido a que no será la única cuarentena que viviremos en el país. El invierno se acerca y también las gripes, refriados y el COVID-19 estará presente. Los trabajadores son la parte más importante del desarrollo del país, merecen ser protegidos por la normativa. La claridad en las reglas del juego va a ser beneficiosa para todos. Cabe mencionar también que más allá de proteger al trabajador, es necesario modificar nuestro régimen impositivo, debido a que todos los bolivianos vivimos en un infierno fiscal que no incentiva a la inversión y que expulsa a muchos connacionales al mercado informal. Ante la crisis sanitaria que vivimos, espero que estos párrafos sean un pequeño aporte ante la crisis sanitaria que estamos viviendo desde el derecho y la ciencia política.

Agradezco a mi amigo y abogado, Ernesto Machicao Argiró con quien estuvimos meditando sobre este problema y las consecuencias prácticas que trae consigo. Asimismo, debemos recordar que todas las acciones gubernamentales tienen consecuencias en la vida diaria.
   




* Politólogo

jueves, 2 de abril de 2020

Entre errores y aciertos




Jorge Roberto Marquez Meruvia*

El COVID-19 va azotando al mundo. Las potencias como Estados Unidos de América caen ante su azote. El sistema de salud mundial fue rebasado, claro ejemplo de esto, es el desborde de la sanidad en Italia, Francia y España, por mencionar algunos. Aunque, existen excepciones como las del Japón y Corea del Sur. Obviamente, gran parte de los países del mundo no tienen la suerte, ni los recursos, ni la capacidad de estos últimos.

La pandemia llegó a Bolivia y era inevitable. El COVID-19 nos encontró con lo que tenemos para combatirlo, con recursos escasos como en gran parte del planeta. Sin embargo, tomamos las acciones correspondientes para poder paliar su paso por nuestro territorio. Empero, ante la urgencia cometimos errores. El Órgano Ejecutivo es el responsable de la repatriación de nuestros connacionales al país, la mala coordinación en el gabinete ministerial los dejó varados en la frontera, después de haber trabajado en conjunto las cancillerías de Bolivia y Chile. Por suerte, tras el error fatal cometido, el Ejecutivo rectificó y nuestros conciudadanos ingresaran al país.

Lo que debemos resaltar es el trabajo que realiza el departamento de Oruro, la coordinación y cooperación de todas sus autoridades. Tanto la gobernación como los municipios trabajan en conjunto. Desde el haber declarado la cuarentena y el alto de la circulación interdepartamental e interprovincial, que fue una de las medidas adecuadas. El SEDES de este departamento actuó tal como la emergencia ameritaba.

Debemos aprender como país una de las lecciones importantes que nos da Oruro. La coordinación y cooperación son cruciales, al igual que los recursos que tengamos para luchar contra el coronavirus. Nos encontramos en un momento de crisis donde todos los bolivianos estamos en riesgo.

Intentar politizar el momento mediante cálculos políticos es una barbaridad. Lo sabemos muy bien, estamos en un gobierno transitorio y debemos ir a elecciones generales, pero debemos preservar el bien mayor, que es la vida de todos nosotros. Los candidatos deben recordar que los muertos no votan y deben ser muy conscientes de los mensajes que dan a la población. Tanto a ellos como a las autoridades gubernamentales de todos los niveles del Estado, les vendría bien recordar una máxima del ex Primer Ministro del Reino Unido, Benjamin Disraeli: “No hay mas sabiduría que la sinceridad”.

La crisis sanitaria obliga a nuestras autoridades a trabajar como hombres de Estado. Despojarse de la mezquindad de los colores políticos y la ideología, que han sido superadas por la realidad. Cada uno de nuestros gobernantes debe demostrar que se encuentran a la altura de las circunstancias y que no deben sus cargos a un golpe de fortuna. Deben comprender que la mejor forma de llevar adelante la crisis sanitaria es mediante un trabajo coordinado y cooperativo.

Tras las medidas asumidas hace ya un par de semanas, debemos estar conscientes que nos encontramos en la curva exponencial del virus y el ejemplo que tenemos del departamento de Oruro. De nada sirve echar culpas entre actores y gestiones anteriores, nuestra vida se encuentra en juego. Debemos ser optimistas porque en estos días el gobierno va demostrando que la única forma de pasar la pandemia es trabajando entre todos e ir creando el futuro que queremos cuando pase la crisis.

Posiblemente nos gane el pesimismo y creamos que todo se encuentra perdido, pero siempre hay una luz al final del túnel. La promulgación de la ley para diferir créditos y reducir al 50% las facturas de los servicios básicos por parte del Ejecutivo, es una muestra del trabajo que van realizando de manera coordinada y cooperativa con el Legislativo.

El gobierno en todos los niveles del Estado, va mostrando que son conscientes de las circunstancias que estamos pasando y que se van preocupando por cada uno de los bolivianos. Asimismo, debemos recordar que la batalla que daremos a la pandemia es con los recursos que tenemos y que aunque es complicado debemos quedarnos en casa. El futuro nos espera.       
      



* Politólogo