miércoles, 16 de agosto de 2017

La inevitable carretera por el TIPNIS




Jorge Roberto Márquez Meruvia[*]

Gran parte de la población de América Latina tiene una idea romántica de los indígenas del continente y de la forma de vida precolombina. Piensan ingenuamente que las arcaicas formas de organización social respetaban a la madre naturaleza y que existía la igualdad entre los hombres. Es el mito del buen salvaje del Edén inexplorado que guarda grandes conocimientos ancestrales, amor y cuidado por la naturaleza. La realidad nos muestra cosas muy diferentes, los grandes imperios de América antes de la conquista eran sociedades autoritarias, colectivistas y predadores de la naturaleza. Hasta el día de hoy los latinoamericanos aún conservamos esos hábitos, nos agradan de sobremanera los líderes fuertes e indiscutibles: Castro, Morales y Chávez son los representantes contemporáneos de nuestro apego no solamente al autoritarismo, sino también, al colectivismo que viene de la mano de las sangrientas y empobrecedoras revoluciones socialistas.

Los grandes avances del denominado Socialismo del Siglo XXI son amplios en el campo de la retórica. Bolivia es un ejemplo de como el fervor revolucionario se convierte en discursos carentes de sentido. El denominado Proceso de Cambio no puede todavía cumplir con sus promesas imposibles. Gran parte de los bolivianos añoran todavía en ser la Suiza de América, aunque tal pretensión es irrealizable, Bolivia goza de una cualidad del territorio suizo: no cuenta con una salida al océano. Entre otras de las locuras discursivas encontramos las odas que se hacen a los indígenas, sus sagradas tradiciones pre-modernas, las autonomías y el cuidado de la madre naturaleza. El gobierno boliviano a la cabeza del presidente Evo Morales recorre los foros internacionales como uno de los principales defensores de la Pachamama (Madre Tierra), la cual en manos del imperialismo y las potencias coloniales se desangra por ser explotada sin piedad para enriquecer a unos pocos y mantener a gran parte de la población mundial en la pobreza.

El mito del indígena es usado hábilmente por el gobierno donde los ingenuos (que en todas las sociedades son la inmensa mayoría) creen muy fácilmente en ancestros que lucharon por mejores días. Túpac Amaru y Túpac Katari simplemente pedían el reconocimiento de sus derechos políticos a la corona. Empero, estos datos no son conocidos por la población y caen en el embrujo de los demagogos que los utilizan como la punta de lanza para volver a un pasado glorioso plagado de romanticismo. Si algo debemos agradecer al gobierno del Movimiento al Socialismo a la cabeza de Evo Morales es que ellos son los principales destructores del ideal del indígena como protector de la naturaleza.

La carretera que atravesará el Territorio Indígena y Parque Nacional Isiboro-Secure es la muestra clara de que los seres humanos quieren gozar de las comodidades que da la modernidad para cada día vivir mejor. Donde el “vivir bien” es un eslogan hábilmente explotado y que la ardua tarea de descolonizarnos es un fracaso constante. También, nos muestra que las marchas a favor o en contra de la construcción de la carretera son una muestra clara de nuestro fecundo y siempre sorprendente folclore, no sirve para cosas prácticas pero, nos ayuda a sentirnos mejor al igual que bailar una morenada, un caporal, o un taquirari en carnaval. El haber levantado la intangibilidad al TIPNIS es el primer paso para la explotación de recursos naturales en parques nacionales y protegidos a nombre del progreso y el desarrollo.

Nuestros delirios de desarrollo no nos dejan comprender lo importante y vital que es la naturaleza y al igual que Trump nuestros gobernantes creen que el cambio climático es un invento para postergar a los pueblos del mundo en la más deprimente pobreza. Al paso que vamos la selva amazónica y los grandes nevados andinos serán un recuerdo de nuestro atraso en el contexto mundial. La revolución democrática y cultural es un revolver, donde la carretera por el TIPNIS es la bala para el macabro juego de la ruleta rusa de la gobernabilidad en Bolivia. El actual gobierno aprendió que como no podrá quedarse con el poder de forma indefinida debe desestabilizar y crear caos para estar siempre presente en la vida política boliviana.





[*] Politólogo, Subdirector de Gaceta Hoy